Antonio Tajani, vicepresidente de la CE y comisario de Industria, ayer, en la presentación del informe. :: EFE
Economia

Bruselas alerta del bajón de la industria en España al caer un 30% durante la crisis

La Comisión Europea destaca el aumento de la competitividad del país, pero con una inversión en innovación «infrarrepresentada»

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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Si Europa pretende ser competitiva en un mundo cada vez más global condicionado por la mano de obra barata de origen asiático no tiene más salida que apostar por su industria, el valor añadido (I+D) y ofrecer productos que otros no pueden dar. La hoja de ruta trazada por la Comisión es clara pero los Estados, debido a la crisis, han descuidado sobremanera el mandato comunitario. El ejemplo más claro es España, donde el peso de la industria con relación al Producto Interior Bruto (13,3%) se ha desplomado un 30% desde 2008 frente al 12% de la media de la UE (15,3%). El dudoso consuelo es que al menos Chipre y Grecia, a la que ayer se volvió a reprochar desde Bruselas la «lentitud» de sus avances, están por detrás.

Esta es una de las conclusiones extraídas de dos informes presentados ayer por el Ejecutivo comunitario en el marco de la estrategia de competitividad de la Unión de cara a 2020, cuando se pretende que la industria suponga el 20% del PIB europeo. «Hay bastantes claroscuros. Todavía queda muchísimo por hacer», reconocía el comisario de Industria, Antonio Tajani. La fotografía revela que EE UU y Japón avanzan a un ritmo superior al europeo -aunque la UE tiene un superávit comercial de 365.000 millones- y que persisten los obstáculos, «como el alto coste de la energía», que hacen que las firmas europeas no puedan ser más competitivas.

Sobre España, luces y muchas sombras. El principal logro destacado por Tajani frente al 'parón' de Italia -su país de origen- es que en los dos últimos años «se ha recuperado cerca de la mitad de la competitividad en materia de costes perdida entre 2000 y 2008», lo que le ha llevado a situarse en el grupo de socios con mejores guarismos como Alemania, Francia, Holanda o Suecia. El país ahora es más atractivo para invertir -se ha constatado un gran interés de Brasil, India, México o China-, aunque a costa de «la masiva destrucción de empleo en sectores de bajo valor añadido y a jornadas laborales más largas».

Financiación de las pymes

En el capítulo positivo, se destaca la productividad laboral, la intensidad energética, el aumento de las exportaciones, la calidad de las infraestructuras o la alta cualificación de los trabajadores. Por el contrario, entre los puntos débiles, uno destaca sobre el resto: «las empresas españolas están especializadas en la fabricación de baja tecnología y en servicios de baja intensidad en conocimientos. Los sectores de alto valor añadido, como la alta tecnología y los servicios con uso intensivo de conocimientos, «siguen estando infrarrepresentados». Poca investigación y demasiada hostelería y turismo de sol y playa, advierten.

Las principales carencias radican en el bajo nivel de inversión privada en I+D, el «pequeño número de pymes innovadoras» -han pasado de 44.888 en 2007 a 25.461 en 2011- y en los bajos ingresos por licencias y patentes en el extranjero. «Además, la disminución del número de estudiantes de enseñanza superior en ciencias, que ha caído un 27% en la última década, «es un serio problema para el potencial innovador», alertan desde Bruselas.

Entre el ramillete de datos aportados por Tajani destaca cómo en España un 22% de todos los empleados están «excesivamente cualificados» para su puesto, una proporción que se dispara al 38% entre los jóvenes de 25 a 34 años. Oferta poco cualificada para mano de obra muy formada que debe buscarse nuevas salidas en el extranjero.

Entre los puntos fuertes se destaca la consolidación del rol exportador, aunque sigue estando por debajo de la media de la UE. Eso sí, el 88% de las ventas de 2012 las realizaron solo un 10% de los exportadores, lo que evidencia que en este campo aún queda mucho por hacer.

Bruselas hace un repaso de las reformas legislativas aprobadas o anunciadas por el Gobierno de Mariano Rajoy enfocadas a mejorar la tramitación burocrática o la financiación para las empresas. Este es el principal quebradero de cabeza para una Unión, aún incapaz de lograr que el crédito fluya a las pymes pese a haber habilitado ya dos barras libres de liquidez a los bancos a través del BCE.