Muñiz la lió hasta en Rumanía

El asturiano César Muñiz Fernández, paisano, amigo y, según denuncia alguno de sus colegas, protegido de Díaz Vega, director técnico del estamento arbitral, se quedará algunas semanas castigado sin dirigir partidos como consecuencia de la desastrosa actuación que perpetró el miércoles en el Martínez Valero de Elche. Aunque el Comité Técnico de Árbitros (CTA) no hace públicas sus decisiones, la sanción se confirmará al conocerse las designaciones para las próximas jornadas.

Desde la Federación Española no se tienen en cuenta los errores de apreciación de Muñiz, como puedan ser el penalti señalado por el supuesto agarrón a Pepe e incluso no mostrar la segunda amarilla a Sergio Ramos en una falta de libro, pero sí errores técnicos como prolongar el partido más allá del descuento concedido, permitir sacar fuera de tiempo el córner que desató el escándalo y no amonestar a Khedira por coger el balón con la mano tras el saque rápido de una falta que pasó desapercibido.

Muñiz ya desató la polémica en el Sevilla-Barcelona de la tercera jornada, donde los hispalenses le acusaron de anular mal un gol a Cala por una supuesta falta a Dani Alves, y le reclamaron dos faltas de Messi previas a sendos goles. Lejos de condenarle, le premiaron con dirigir al Real Madrid tres fechas después. El trencilla nacido hace 43 años en Bruselas (Bélgica) por motivos laborales de sus padres, está en el ojo del huracán a pesar de ser internacional y sumar ya nada menos que 13 temporadas y cerca de 240 partidos dirigidos en Primera.

Se le conoce popularmente como el ‘gominas’ y el ‘rey de la nevera’, expresión que hace referencia a los períodos en los que el Comité les prohibe a los árbitros pitar debido a sus fallos técnicos. Teniendo en cuenta los descansos obligados, se calcula que la temporada pasada Muñiz fue reprendido cuatro veces. Entre su larga lista de errores de bulto se encuentra dejar impune un codazo del levantinista David Navarro a Cristiano Ronaldo y no pitar ni falta.

A finales de la temporada pasada no se descartaba su descenso a Segunda, pero la jubilación de Pérez Lasa reducía una de las dos plazas. Y además lo dejó por motivos personales el andaluz Paradas Romero, que recientemente acusó a Díaz Vega de perseguirle por razones extradeportivas para «salvar a su amigo Muñiz», hijo de José María Muñiz Falcón, asistente internacional y ayudante de confianza de Díaz Vega durante su etapa de árbitro. Muñiz es el único colegiado en Primera de la federación territorial asturiana, tras la retirada de Mejuto González.

Acusado desde Cataluña de haber pitado 13 penaltis a favor del Madrid y sólo dos en contra, Muñiz la lió incluso en la Liga rumana, hace ya cuatro años. Hartos de escándalos y árbitros sobornados, los dirigentes rumanos le ficharon para garantizar máxima imparcialidad y evitar sospechas con su designación para el partido decisivo y de máxima tensión entre el Unirea Urziceni y el Dinamo de Bucarest (1-0), a solo tres jornadas del final de Liga. Le calificaron con un suspenso tras anular un polémico gol a Danciulescu que hubiera supuesto el empate de los visitantes, a cuatro minutos del final. Mostró diez tarjetas amarillas y una roja a un jugador del Dinamo, equipo que llegó líder a ese choque y acabó tercero el campeonato.