El precio de llorar en la oficina
Perder el control de las emociones en el trabajo puede ser un suicidio laboral o una prueba de humanidad. ¿Qué recomiendan los expertos?
MADRIDActualizado:Vivimos en un entorno laboral mutante. La cultura empresarial cambia a un ritmo endemoniado por el teletrabajo, la mayor presencia femenina en los despachos, la importancia de la conciliación familiar, la innovación en la gestión del talento y el capital humano. Y, sin embargo, el control de las emociones en la oficina sigue siendo un tema sensible. ¿O más bien insensible?
Alberto Blázquez, coordinador del libro 'Emociones laborales' (Lid), es optimista: a su juicio, empezamos a ver brotes verdes en la rígida etiqueta de la oficina. “Quizás estemos llegando a una mayor receptividad del mundo emocional. Respóndase ¿cuándo fue la última vez que lloró? ¿Necesitó justificarse? El entorno laboral cambia vertiginosamente y se nos exige que nos adaptemos sin despeinarnos. Y eso requiere racionalizar lo que el corazón expresa, pero sin olvidarnos de lo que somos: personas que sienten. Aunque con muchos matices, parece que el llanto está pasando de ser visto como un signo de debilidad a un acto que nos reconcilia con lo humano”.
Sin embargo, las mujeres debemos tener cuidado. “Llorar en una reunión o por culpa del estrés se considera especialmente ruinoso para una mujer, y también un síntoma de fragilidad”, opina Kim Elsbach, profesora de 'management' en la Universidad de California (EE UU). (Más información en MujerHoy.com)