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Angela Merkel y el secretario general de la CDU, Hermann Groehe, en plena fiesta. :: ODD ANDERSEN / AFP
MUNDO

Triunfo histórico de Merkel

La líder del CDU-CSU consigue el mejor resultado en unas elecciones legislativas desde la unificación de Alemania

JUAN CARLOS BARRENA
BERLÍN.Actualizado:

Una victoria cantada pero más clara aún de lo que cabía esperar. La canciller federal, Angela Merkel y su Unión de cristianodemócratas y socialcristianos bávaros (CDU-CSU) lograron un triunfo aplastante en las elecciones legislativas de Alemania, sumando ocho puntos más que hace cuatro años y rebasando sobradamente la cota del 42%. El mejor resultado desde el casi 44% obtenido por Helmut Kohl en 1990, al calor de la unificación del país. La popularidad de Merkel parece inmune a las críticas de dentro y de fuera por su defensa a ultranza de la austeridad. Y tampoco parece perjudicarle que el satisfactorio balance general de la primera economía europea no termine de reflejarse en un panorama laboral cada vez más precario.

Las proyecciones que se manejaban anoche dejaban a Merkel incluso al borde de la mayoría absoluta. Una opción que, de confirmarse con los resultados definitivos, acreditaría el carácter personal de la victoria. Los alemanes ratificaron el apoyo a la canciller pero no tanto a su Gobierno, como demuestra la debacle de sus hasta ahora socios, los liberales (FDP), que quedan fuera del Bundestag por primera vez desde la fundación de la República Federal en 1949. Los castiga un electorado que ya no confía en el tradicional partido amigo de los negocios como inevitable bisagra.

Con una participación -en torno al 73%- más de dos puntos superior a la de los comicios anteriores, podría pensarse que los alemanes quisieron trasladar a las urnas su deseo de una nueva 'gran coalición' entre la Unión de CDU-CSU y el Partido Socialdemócrata (SPD), segunda fuerza más votada, aunque a una apreciable distancia de sus rivales conservadores. El SPD mejoró sus resultados de hace cuatro años y su candidato, Peer Steinbrück, consiguió recuperar terreno en la última semana de campaña pese a algún notable traspiés, pero nunca llegó a constituir una amenaza seria para la Unión y su líder.

El desastre de los liberales se vio acompañado por los reveses sufridos por los otros partidos menores. La Izquierda, la fusión de poscomunistas germanoorientales y disidentes socialdemócratas con el antiguo líder del SPD Oskar Lafontaine al frente, cayó más de 3 puntos, hasta un 8,5%, mientras Los Verdes, que soñaban con la utopía de derrocar a Merkel junto al SPD, obtuvieron igualmente un resultado peor que el de las elecciones de 2009, aunque su 8% puede resultar más que atractivo para la canciller conservadora si necesita buscar nuevo socio.

La relativa sorpresa de la jornada corrió por cuenta de los euroescépticos de la Alternativa para Alemania (AfD), que anoche pugnaban por acceder, aunque con escasas posibilidades, al Bundestag. El grupo de economistas y profesores formado hace unos meses y que exige el fin del euro y el retorno a las antiguas monedas nacionales tendría un papel marginal, ante el rechazo que sufre por parte del resto de los partidos, pero sus datos indicar que el sentir euroescéptico gana terreno en cierto sector del electorado conservador.

Delirio en Berlín

Tan sólo 45 minutos después del cierre de los colegios electorales, y entre un delirio de gritos de «Angie, Angie», Merkel se sumó a la fiesta de los seguidores de la Unión en la sede de su partido en Berlín para celebrar «estos superresultados». La canciller aseguró ante sus entusiastas partidarios, entre los que desbordaba la alegría, que «actuaremos de manera responsable y diligente» y prometió «más años de éxitos para Alemania».

Sin embargo, prefirió no definir cuáles son sus intenciones si se plantea la búsqueda de alianzas para la formación de Gobierno y se remitió a la reunión la cúpula de su partido celebrará hoy para analizar los resultados electorales. «Hasta entonces hay tiempo para celebrar el éxito», dijo la canciller ante los congregados, una gran parte miembros de las juventudes cristianodemócratas ataviados de amarillo, a quienes agradeció unos esfuerzos durante la campaña que se han visto notablemente compensados.

Casi de manera simultánea, Peer Steinbrück comparecía ante sus afines y los medios de comunicación en la Willy Brand Haus, la central del Partido, desde donde admitió el claro triunfo de la Unión y Merkel, a la que felicitó expresamente por el resultado obtenido. «Hemos ganado votos, pero esperábamos más», reconoció Steinbrück sin ocultar su decepción. El candidato del SPD dió a entender que su formación estaba dispuesta a iniciar contactos con la Unión para la eventual formación de una 'gran coalición' si es que el recuento final la hace necesaria, pero dejó claro que la iniciativa debe partir del partido ganador de las elecciones.

Mientras tanto, el pabellón contratado por el FDP para celebrar la noche electoral parecía un velatorio. Nunca una fiesta liberal había estado tan poco concurrida. Visiblemente compungido, el presidente del FDP y hasta ahora vicecanciller y ministro federal de Economía, Philipp Rösler, reconocía que «éste es el momento más duro en la historia del partido», a la vez que asumía «toda la responsabilidad» por la catástrofe electoral, que muchos en su propio partido le atribuyen a él personalmente debido a su flojo liderazgo. Sin olvidar que el protagonismo de Rösler en algunas desavenencias internas del Ejecutivo ha terminado por incomodar a los conservadores.

Los resultados definitivos revelarán si la triunfante Merkel suma más que las tres fuerzas de oposición juntas o si tiene que intentar una alianza. Podría ser con Los Verdes, que en campaña fueron de la mano de los socialdemócratas pero que tienen también puntos de conexión con los conservadores después de que la canciller les 'robase' la renuncia a la energía nuclear. La felicitación anoche de su líder, Jürgen Trittin, a Merkel fue más que cálida. Y en la reserva, una alternativa aún más complicada: la de intentar convencer a unos socialdemócratas que salieron escaldados de la anterior 'gran coalición'.