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ESPAÑA

Otro examen con lupa para el futuro Rey

La Zarzuela empieza a manejar sus tiempos para que la sucesión sea tranquila ante la evidencia del relevo en la jefatura del Estado

ALFONSO R. ALDEYTURRIAGA
MADRID.Actualizado:

«Don Felipe es una «persona encantadora, de gran honestidad intelectual, muy formado, muy trabajador; podemos tener confianza y seguridad (en él)». Son palabras de don Juan Carlos refiriéndose al futuro Rey de España. Las pronunció con motivo de su 75 cumpleaños, hace algo más de ocho meses, en una entrevista en TVE que recibió no pocas críticas por las formas, no por el fondo. Porque el Monarca aprovechó la cámara para lanzar mensajes claros. Y uno de ellos fue contundente: «De los Príncipes de Asturias que ha habido en la historia de España, él es el mejor preparado, aunque esté mal decirlo y presumir, pero presumo de hijo». Nunca antes se había escuchado al Rey decirlo con tanta rotundidad.

Su afirmación, eso sí, no sonó a nueva. Está bastante manida, dígase de paso. Durante años se ha hablado de lo mismo. Don Felipe se lleva preparando para «llegado el momento» casi cuatro décadas. Todo hacía pensar que la teoría la tenía bien aprendida, pero. ¿y la práctica? Los últimos acontecimientos han demostrado que también. Desde que don Juan Carlos sufrió el accidente en Botsuana, la presencia del Príncipe ha ganado enteros. Si bien es cierto que fue en 2010, cuando tras la operación de un nódulo en un pulmón el heredero asumió por primera vez la agenda de su padre, no lo es menos que la cacería africana y la rotura de su cadera derecha en ese viaje, en abril de 2012, marcó un antes y un después.

Don Juan Carlos no ha vuelto a ser el mismo desde aquel episodio. Pidió perdón públicamente, pero su aceptación popular sufrió un fuerte retroceso. La Casa del Rey tiene sus encuestas y lo admite. Su movilidad tampoco le ha permitido grandes alardes desde entonces. De ahí que el foco se haya puesto en don Felipe. Y no porque el Rey esté pensando en el camino de la abdicación que tomaron este año la reina Beatriz de Holanda y el rey Alberto de Bélgica, que eso también lo dejó claro al cumplir 75 años, y volvió a escucharse el viernes en boca de Rafael Spottorno, jefe de la Casa del Rey, sino porque la Zarzuela empieza a manejar sus tiempos ante lo que es evidente, tarde o temprano habrá un cambio en la jefatura de Estado. ¿El objetivo? Que la transición sea tranquila.

A estas alturas, después de ver al príncipe Felipe presidiendo actos en principio reservados para el Rey, después de año y medio en el que don Juan Carlos se ha pasado más de la mitad de baja por sus problemas físicos, la figura del heredero no abre grandes debates. Y los que surgen los solventa con nota. Sin ir más lejos, muy comentada y aplaudida fue su intervención hace dos semanas en Buenos Aires con motivo de la defensa de la candidatura de Madrid 2020. Don Felipe mostró allí una cara bien distinta a la que tiene acostumbrada. Tampoco hay que olvidar que el ambiente en el que se manejaba era más distendido, entre deportistas, sin férreos y encorsetados protocolos.

Representativa

Pero no hay que dejar lugar a equívocos. Con la nueva intervención del Rey para paliar la infección en la cadera izquierda, el Príncipe de Asturias asumirá de nuevo la representación protocolaria del Rey, pero no sus funciones de jefe del Estado. Don Felipe será portavoz y representante de su padre, de ahí que siempre se dirigirá, en los actos en que le represente, en su nombre. Con los años, el papel institucional del Príncipe ha crecido y el de don Juan Carlos ha menguado. Pero su función siempre ha sido, y será, representativa, no funcional.

Tras finalizar su formación académica y militar, la presencia de don Felipe en actos institucionales ha sido continua. Y en solitario, ya no junto a los Reyes. Hasta que llegó ese momento, solo acaparaba el protagonismo cada octubre en Oviedo con motivo de la entrega de los premios Príncipe de Asturias. En 1996, no obstante, la Zarzuela decidió dar un paso más. Desde ese año, es don Felipe quien acude en representación del Rey a las tomas de posesión de los presidentes iberoamericanos.

Con una función definida, agenda y residencia oficial propia, su matrimonio con doña Letizia en 2004 ha afianzado su figura como próximo jefe de Estado. Con el nacimiento de las infantas Leonor y Sofía se completó la foto de la futura Familia Real, de la que -también «llegado el día»- saldrá definitivamente Iñaki Urdangarin, quien ha ocasionado no pocos quebraderos de cabeza al heredero de la Corona. Y es que, si ya de por sí resulta complejo justificar en el siglo XXI el papel de la monarquía, cuánto más si uno de sus miembros acaba imputado por sacar provecho de su nombre y posición para beneficio propio, como es presuntamente el caso del marido de la infanta Cristina.

En estos últimos tiempos, el Rey, con su viaje a Botsuana, tampoco ha allanado el camino de don Felipe hacia el trono. Pero, en uno y otro episodios, el Príncipe supo marcar distancias y aprovechó los contratiempos para reubicarse y reinvidicarse como heredero. Ahora se le presenta una nueva oportunidad, que quizás se prolongue hasta los seis meses o quién sabe, para demostrar que eso de que «es el Príncipe de Asturias mejor preparado de la historia» no es solo una frase pronunciada con orgullo de padre.