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«Cuando naces con la música en la sangre, al final termina saliendo»

Con apenas 22 años, Lara Pinilla presenta su tercer disco de estudio, ‘Play’, un ecléctico trabajo doble, grabado en inglés y en español, que la joven artista se niega a etiquetar

MADRID Actualizado: Guardar
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Se llama Lara Pinilla, aunque prefiere que la llamen Lara, a secas, dejando un paso de distancia con el apellido que comparte con su padre, el productor musical Pablo Pinilla –descubridor de David de María, entre otros- y su hermana, la actriz y también cantante Elsa Pinilla. Sabe que es complicado esquivar la etiqueta de ‘hija de’ o ‘hermana de’, pero confía en que poco a poco, disco a disco, el público pueda escuchar lo que tiene que ofrecer. Lo que tiene entre manos en este momento es un tercer disco de estudio, ‘Play’, un ecléctico trabajo doble, grabado en inglés y en español, que la joven artista se niega a etiquetar. “Mis amigos me preguntan de qué rollo va este disco pero es complicado responder. Creo que es un pop-rock con elementos de soul, dance y elementos rítmicos, esa sería la manera más acertada de definirlo, pero tampoco me gusta poner etiquetas así que lo dejo en que es mi disco, con un estilo de música mezclable y la gente que le ponga las etiquetas que quieran, que cada uno elija”, anuncia.

Firma su tercer trabajo con 22 años recién cumplidos. Con el primero tenía 15. Quizá por eso no tiene ninguna prisa en acotar el tipo de música que quiere hacer. “Creo que todavía sigo evolucionando, desde el primer trabajo han pasado ocho o nueve años en los que cambias muchísimo en lo personal, en lo que escuchas, piensas o incluso en la forma de vestir o actuar; años en los que vas madurando”, señala la cantante. “Ahora estoy contenta con este disco, pero dentro de unos años haré otro y será distinto, una evolución. Ahí está el quid de la vida, no sabes dónde vas a acabar, simplemente debes dejarte llevar, hacer las cosas desde el corazón y que la vida te dé lo que te tenga que dar”.

Durante esos años de trabajo, Lara aprendió a cantar, a componer, a tocar la guitarra, el piano y, en los últimos meses, la batería. Tiene claro que la música es su mundo, igual de claro que cuando empezó a tocar el piano y, una tarde, con 13 o 14 años, se sentó en el sofá con su padre y le dijo: “Escúchame, por favor, me quiero dedicar a esto y necesito tu ayuda”. “Al principio fueron reticentes, mi hermana también estaba metida y este mundo es muy complicado, pero cuando has nacido con esa cosa dentro de la sangre, al final termina saliendo”. Así que eligió una canción de Lucy Silvas, se sentó al piano y la interpretó para su padre. “Incluso me grabé en vídeo, pero ahora cuando la veo no me gusta demasiado. Es como los Beatles, que escuchaban sus primeros discos y decían ‘puff’. Ya sabes, los comienzos”.

Arma de doble filo

Las expectativas son enormes, aunque trata de apelar a la humildad y asegura que su único deseo es que la gente lo escuche. “Muchos tendrán prejuicios pero a la hora de escuchar algo nuevo lo único que tienes que hacer es darle al play y escuchar, luego ya decidirás, porque a veces se mira primero el aspecto de la persona o quién es y no tanto la música”, lamenta. Admite que el tema familiar hilado a la música es un arma de doble filo. “Que mi familia se dedique a la música es una ventaja muy grande porque me entienden mucho más y aprendo muchísimo. La desventaja es que todo el mundo te juzga. Fuera, porque creen que lo tienes muy fácil y, dentro, porque creen que es un proyecto familiar. Al final tienes que luchar todo el tiempo para demostrar que es a esto a lo que te quieres dedicar”.

De aquí a diez años se imagina tocando por el mundo; seguir en España pero viajar a América, a Asia, “allí donde me dejen subir a un escenario y cantar”, asegura. Por el momento rodará con su nuevo disco bilingüe –“porque todas las canciones las creo en ‘spanglish’”- y prepara ya los videoclips de sus temas ante la expectación de sus fans. ¿La razón? El polémico videoclip ‘Al sur de la razón’, de su anterior disco, donde la cantante aparece prácticamente desnuda caminando por la madrileña calle del Arenal y que acumula ya más de un millón de visitas en Youtube. “Aunque haya muchos, cuando hay un desnudo en un vídeo todo el mundo le da al play”, señala, “pero solo quería dar a entender que hay que desprenderse de las etiquetas que te pone la sociedad y tú misma y que no son necesarias. Quiero que mis próximos vídeos sean también sorprendentes”