EN DEFENSA (DE OFICIO) DEL ACUSADO
«Alemania es el primer financiador del presupuesto comunitario y figura a la cabeza de los contribuyentes netos a los fondos estructurales, de los que España ha sido y sigue siendo receptor privilegiado. Y en lo conceptual, ¿es delito predicar con el ejemplo?»
Actualizado:Sostenía Karl Popper que toda verdad es provisional. Solamente escudado en tal marco de tolerancia me cabe ejercer de abogado de oficio -ningún letrado de prestigio se prestaría a ello- en un expediente tan poco proclive a la indulgencia popular como es el resaltar los méritos y virtudes de la canciller Merkel, llamada, según todos los sondeos, a reeditar mañana su tercer mandato al frente del Gobierno federal.
Este defensor no es ciego a las imputaciones del fiscal, pero fiel a la división del trabajo debe aprestarse a poner en el asador legal toda la carne de hechos ciertos y probados para asegurar el equilibrio del juicio entablado.
Convendrá alertar de inicio de la existencia de varias Alemanias. No puede incluirse en saco común a los antieuropeístas radicales de Alternativa para Alemaniay los obsesos de la ortodoxia como Hans-Werner Sinn, presidente del IFO de Investigación económica o el guardián del Bundesbank Hans Weideman, con el talante más conciliador de la canciller y de su lugarteniente Schäuble. A todos tiene que templar el Gobierno en ejercicio y muy en particular a su electorado. El Ejecutivo alemán es más europeísta que el votante medio y entre sus pares ha liderado iniciativas integradoras como la implantación de un presupuesto central para atender las necesidades de países en crisis de la eurozona, con escaso eco colectivo, o la reciente introducción de un impuesto sobre las transacciones financieras junto a diez países más por el procedimiento de cooperación reforzada.
Pero es que además -obras son amores- Alemania es el primer financiador del presupuesto comunitario y figura a la cabeza de los contribuyentes netos a los fondos estructurales, de los que España ha sido y sigue siendo receptor privilegiado. También es el primer prestamista (28%) de la eurozona a través del Fondo de rescate europeo, el MEDE, y en cada uno de los programas específicos de financiación 'a la carta' que se aprueban desde las instituciones europeas. De la reciente línea de crédito a la banca española, el país teutón responde con más de la cuarta parte. Agregaremos su posición de financiador neto en el Eurosistema (Target 2) -un segundo rescate general según Hans Werner Sinn- con unas posiciones acreedoras respecto de la banca de la zona euro del orden de 750.000 millones de euros.
Y en lo conceptual, ¿es delito predicar con el ejemplo? Tras la caída del Muro en 1989, Alemania se convirtió en la enferma europea, carente de competitividad y condenada al declive. Los ciclos del reajuste de la zona oriental y la adopción del euro a un tipo de cambio muy alto arrastraron al país al desempleo, llegando a los 5 millones de parados, al mismo tiempo que las finanzas públicas se deterioraban, la inversión se desplomaba y el PIB languidecía.
La primera tanda de ajustes en 2003 reforzó los incentivos al empleo, adelgazó el sector público y rescató el equilibrio de la Seguridad Social, mientras empresas y sindicatos buscaban un modelo laboral más flexible. Ya en 2010, una segunda ola de gasto controlado se centró en la investigación y desarrollo y en el legendario sistema de educación dual que ha conducido al país a registrar la tasa más baja de desempleo juvenil en Europa, el 8%.
Esta historia de éxito 'ordoliberal' en modo alguno excluye la solidaridad. En el manifiesto de la CDU para estas elecciones puede leerse que «Alemania se compromete a la solidaridad con sus vecinos europeos. Pero quienquiera que necesite ayuda deberá contribuir con sus propios esfuerzos a resolver los problemas. No deseamos países en la zona euro que incrementen su deuda a costa de sus vecinos evitando reformas incómodas».
Alemania acoge a 9,8 millones de inmigrantes, el segundo país del mundo después de Estados Unidos en este capítulo. Y los políticos germanos son obligados a presentar la dimisión por hacer cortapegas en sus tesis doctorales, mientras otros países periféricos se ven anegados por una ola de corrupción de su clase política. Alemania puede ser más legalista que pragmática, pero no suele mentir.