Alemania, ni seísmo ni inmovilidad
Una vez despejada la incertidumbre electoral, Berlín y Bruselas deberían actuar con un mayor dinamismo ante los leves indicios de recuperación
MADRIDActualizado:Las elecciones alemanas de este domingo han suscitado un interés en Europa muy superior al de anteriores citas. El ya importante peso demográfico, político y económico de Alemania tiene en esta ocasión el valor añadido del protagonismo de la canciller Angela Merkel en la política de estricta austeridad aplicada por la Unión Europea y la esperanza de que desde Berlín emane algo de flexibilidad a medio plazo.
Aunque en los últimos sondeos el margen de ventaja de los democristianos se ha ido estrechando, pocos dudan de su victoria y las cábalas se centran en si la coalición será con los liberales o con los socialdemócratas. En cualquier caso hay unanimidad en torno a la idea de que no habrá ningún cambio de calado en el grueso de las políticas alemanas en la Unión Europea, sea cual sea el futuro Gobierno.
Sin embargo, sí que se puede albergar la expectativa de que despejada la incertidumbre electoral alemana, la maquinaria europea adopte un mayor dinamismo y afronte de una forma más decidida la nueva etapa de la recuperación económica en la que las políticas de empleo reciban una mayor atención. Son muchas las voces que piden una actualización del rigorismo que si en su momento pudo ser obligado, ahora podrían abortar los tímidos signos de mejoría.
Este cambio necesario no solo debería implicar a los países periféricos, los tristemente denominados PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España) sino a toda la UE. Los datos macroeconómicos alemanes, como su balanza comercial o su índice desempleo, no pueden hacer olvidar que el crecimiento general de las diferencias entre ricos y pobres en Europa se hace sentir también en Alemania, donde la desigualdad de ingresos crece con más velocidad que en cualquier otro país. El nuevo ‘milagro’ alemán tiene también claroscuros que deberá afrontar la nueva coalición que salga de las urnas.
Las previsiones consideran que, sin suponer cambios drásticos, la coalición con los socialdemócratas podrían aportar una mayor flexibilidad que si se mantiene la actual con los liberales. La Gran Coalición de democristianos y socialdemócratas resultó en su día una excelente fórmula de gobierno y para muchos fue un importante factor para que Alemania pudiera sortear los efectos más graves de la crisis. En Bruselas, podría ser ahora una buena fórmula para atenuar rigideces y aprovechar los tímidos indicios de recuperación.