Aspecto de una de las vigas del Congreso antes de la obra. :: EFE
ESPAÑA

El techo del Congreso corrió riesgo de derrumbe antes de su actual remodelación

Villalobos anuncia una segunda fase de obras, pero destaca que el edificio es ahora «plenamente seguro»

MADRID. Actualizado: Guardar
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Los diputados, trabajadores y en especial los periodistas que desempeñan su labor en el Congreso corrieron serio peligro por el deplorable estado de las cubiertas del edificio; de hecho, la institución reconoce que, de no realizarse las obras que comenzaron en esta legislatura, parte del techo podría haberse desplomado. Como muestra, los operarios llegaron a encontrar entre las deterioradas vigas restos de perros y gatos momificados.

La 'zona cero' del hipotético desastre hubiera sido el 'Escritorio', que es como se conoce a la sala desde donde los informadores siguen muchas de las intervenciones y el punto donde los portavoces y diputados hacen declaraciones. «Hemos llegado a tiempo de impedirlo, pero sí, las personas que trabajan en ciertas zonas, como los periodistas, han corrido un serio peligro. Pero, el edificio es ahora plenamente seguro», comentó ayer Celia Villalobos, vicepresidenta primera del Congreso, tras el recorrido que hizo con un grupo de informadores a los que mostró con fotografías, y mediante un paseo por la segunda planta, cómo estaban las vigas del techo antes de las obras y cómo han quedado.

Villalobos explicó que la primera fase de las obras de remodelación, con un presupuesto de 4,5 millones de euros a cargo de Patrimonio del Estado, concluirán en noviembre con la retirada delos andamios que rodean el edificio más antiguo del complejo, el que alberga el salón de plenos. La número dos del Congreso confirmó que el acto del día de la Constitución, que el año pasado se tuvo que celebrar en el Senado, volverá a la Carrera de San Jerónimo.

La Cámara baja afrontará el año que viene una nueva reestructuración: la de la segunda planta del edificio, cuyas vigas y estructuras se encuentran en un estado precario. La remodelación no estará terminada antes del final de la legislatura.

El personal administrativo que trabajaba en este segundo nivel ha sido trasladado al edificio anexo, donde se encontraban los despachos del secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José Luis Ayllón, y de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, «que los han cedido amablemente para ahorrar los 90.000 euros anuales que nos hubiera costado el alquiler de nuevas oficinas».

La necesidad de modernizar las estructuras se descubrió casi por casualidad durante el arreglo de las cubiertas que estaban a punto de ceder, que tuvo el incidente puntual del sumidero mal sellado que provocó la ya famosa gotera que obligó a aplazar la sesión de control de la semana pasada. Villalobos recalcó que el edificio es «antiguo y sus materiales no eran los mejores», a lo que se añadió «un abandono de más de un siglo».

Villalobos admitió la dificultad que supone documentar con rigor lo que ocurrió durante la intentona golpista del 23-F. Recordó que la documentación sobre el golpe fue secreto de Estado 25 años. Ni siquiera hay constancia oficial de cuántos disparos de Antonio Tejero -cinco de ellos han sido tapados por error al colocar una rejilla- y de otros guardias civiles acabaron en el techo.