Los 'cuernos' de David Cameron

Quizás el referéndum que pretende impulsar la independencia de Escocia -se celebrará justo dentro de un año, el 18 de septiembre de 2014- no impida que el primer ministro británico concilie el sueño al caer la noche, si bien es probable que la madrugada del pasado lunes nadie soportase su berrinche en el número 10 de Downing Street. Puede que lo de poner cuernos al protagonista de una fotografía sea un acto reflejo, pero, si la estrella de la instantánea es el conservador David Cameron, la broma de mal gusto se convierte irremediablemente en la comidilla de los mentideros oficiales.

El jugador de rugby Manu Tuilagi tuvo esa 'genial' idea durante la recepción que el 'premier' ofreció en su residencia para celebrar la victoria del combinado nacional sobre Australia este verano. Célebre por su impetuoso temperamento, no dudó en inmortalizar al mandatario con 'orejas de conejo', tal y como denominan al irreverente gesto en Reino Unido. Aprovechó la coyuntura del retrato de familia para colocarse a la izquierda de Cameron y deslizar los dedos en forma de 'v' sobre su cabeza.

Aunque horas más tarde se disculpó por «haber hecho el tonto», el fornido astro de los Lions recibió un duro varapalo por parte de numerosos compañeros de profesión, como el antiguo internacional Brian Moore, que lo tachó de «absoluto imbécil» y le recomendó que «madurase». Tuilagi, considerado uno de los mejores centros del mundo, ya fue objeto de la polémica dos años atrás al ser multado con 3.000 libras como castigo por saltar de un ferry tras la eliminación de su país en el Mundial de Nueva Zelanda.

Lo curioso de la anécdota es que estas salidas de tono, tan chistosas a ojos del común de los mortales -por aquello de humanizar a nuestros gobernantes-, se reproducen con frecuencia, al menos cuando el guion exige que los políticos con voluntad de campechanía se arrimen a deportistas tan poco protocolarios como socarrones. Dos integrantes de las 'Huskies', campeonas de la liga de baloncesto universitario de Estados Unidos, también se atevieron a ponerle a traición las 'orejitas' a Barack Obama en la Casa Blanca. Entonces, el demócrata reaccionó con complicidad, para tranquilidad de sus asesores de imagen.