Medio siglo de masacres
El tiroteo de Washington es uno de los más graves de las últimas décadas, uniéndose a una lista en la que figuran Virginia o Newtown
MADRID Actualizado: GuardarEl tiroteo que se produjo este lunes en un edificio de oficinas de la Marina estadounidense en la capital federal, en el que murieron al menos 12 personas, constituye uno de los más mortíferos registrados en el país en los últimos 50 años. El presidente estadounidense, Barack Obama había firmado el miércoles una serie de decretos para combatir la violencia por armas de fuego. A continuación, una retrospectiva sobre los tiroteos más letales de los últimos 50 años en Estados Unidos:
El 16 de abril de 2007 Seung-Hui Cho, un joven estudiante de 23 años, irrumpió en el campus de la universidad de Virginia Tech en la ciudad de Blacksburg armado. El tirador, que actuó en dos puntos diferentes del recinto, acabó con la vida de 32 personas. Posteriormente, Cho se suicidó.
El 14 de diciembre de 2012, Adam Lanza irrumpió en la escuela infantil Sandy Hook (Newtown) en una de las masacres más mediáticas de las últimas décadas en Estados Unidos. Acabó con la vida de una veintena de niños que tenían solo entre 6 y 7 años de edad así como con seis adultos, entre profesores y trabajadores del centro. En un principio la autoría fue atribuida a su hermano. Adam también se disparó al verse cercado por la Policía y tras acabar con la vida de 27 personas. El suceso ocurrido hace más de veinte años en Killen, una pequeña localidad de Texas, acaba con 23 muertos. El 16 de octubre, George Hennard, un vecino de 35 años edad, empotra su camioneta contra la cafetería Lubys. Al bajar comienza a disparar indiscriminadamente. Poco después también acaba con su vida.
18 de julio de 1984. Un hombre de 41 años, James Huberty, comienza a abrir fuego contra los comensales de un McDonald’s de San Ysidro, California. La Policía lo abate una hora después de que empezase el tiroteo, cuando había acabado con la vida de 21 personas. Una de las más antiguas que se recuerda ocurrió en la Universidad de Texas. Un exmilitar de la Marina, al igual que el pistolero de Washington, se encarama a una de las torres del campus y desde allí comienza a disparar hasta acabar con la vida de 16 personas y herir a otras 30. La Policía lo abate. Withman también había matado a su mujer y a su madre horas antes.
Nidal Malik Hassan abre fuego en Fort Hood matando a 13 personas e hiriendo a 32 el pasado 5 de noviembre de 2009. Detenido y juzgado, acabó siendo condenando a la pena capital. Espera en el corredor de la muerte. Medio año antes, el 3 de abril, en Binghamon, Nueva York, Jiverly Wong también acaba con la vida de trece personas en un centro de la comunidad inmigrante. Luego se quita la vida. Idéntico número de víctimas hubo en la tragedia de Columbine (Colorado) en 1999. Eric Harris y Dylan Klebold acudieron a su instituto armados y acabaron con la vida de 12 compañeros y un profesor antes de quitarse la vida en la biblioteca de la escuela. También murieron trece personas el 25 de septiembre de 1982 por los disparos de un guardia de la prisión de Wilkes - Barre (Pennsylvania), entre ellos cinco miembros de su familia.
Más reciente es el tiroteo ocurrido el 20 de julio del pasado 2012 cuando el estreno de la película de Batman en un cine de Aurora se convierte en una auténtica pesadilla cuando James E. Holmes, un universitario de 24 años, irrumpe vestido de los pies a la cabeza con protección especializada y rocía con gas la sala. Acaba con la vida de doce personas. La Policía encontró en el lugar de los hechos un rifle AR-15, una escopeta del calibre doce y dos pistola del calibre 40.
Otras doce personas -al igual que en el tiroteo de esta semana en Washington, fallecieron en julio del 99 en Atlanta a manos de Marcos Barton. Los primeros fueron su mujer y sus dos hijos. Después acude a dos locales del centro de la ciudad y mata a nueve personas antes de suicidarse.
El 10 de marzo de 2009, Michael McLendon de Kinston, mata a diez personas en Alabama y después se quita la vida. Los muertos incluyen a su madre, abuelos y tíos. Una magnum 44 fue la pistola utilizada en 1973 cuando el joven Marcos Robert James Essex mata a nueve personas en el tiroteo que se desencadena tras una discusión en un motel de Nueva Orleans. Francotiradores del FBI acaban con él poco después.
Masacres con ocho muertos
Ocho personas fallecieron el 12 de octubre de 2011 en el Salón Meritage en Seal Beach, en el estado de California. El sospechoso, un varón de 41 años, es arrestado sin resistencia cuando intenta abandonar el lugar del crimen. Scott Evans acabó, entre otros con la vida de su exmujer. También utilizó una magnum 44, entre otras pistolas, para cometer el crimen.
En Manchester (Connecticut) Omar Thornton mata a ocho compañeros de trabajo antes de matarse a sí mismo. Ese mismo año, en enero, Christopher Speight, de 39 años, acaba con el mismo número de vidas en una casa en Appomattox en Virginia. Su juicio todavía está pendiente de veredicto. Unos meses antes (marzo de 2009) Robert Stewart, de 45 años de edad, irrumpe en un asilo de Carolina del Norte y acribilla a balazos a una enfermera y siete ancianos. Aunque la Fiscalía pidió la pena de muerte, Stewart es condenado a 179 años de cárcel.
En Omaha, Nebraska, Robert Hawking, un adolescente de 19 años de edad, acude a un centro comercial el 5 de diciembre de 2007 y mata a ocho compradores. Posteriormente se suicida. En la escuela superior de Red Lake en Minnesota un alumno de tan solo 16 años de edad, que acabó suicidándose, mata a su abuelo, otro adulto, cuatro compañeros de clase, un profesor y un guarda de seguridad. En 1993, Gian Luigi Ferri mata a ocho personas en un bufete de abogados de San Francisco y minutos después se quita la vida.
Armado con un auténtico arsenal (un rifle de asalta, cuatro pistolas semiautomáticas y una bayoneta), Joseph Wesbecker, de 47 años de edad, asesina a ocho personas antes de dispararse a sí mismo. Meses antes le habían dado la discapacidad laboral debido a sus problemas mentales.
En mayo del 84, un exmilitar de tan solo 25 años, que vive desahuciado en la mendicidad, mata a ocho personas en una agonía que se prolonga durante tres horas en Manley Hot Springs, en la alejada Alaska. Huye y tres días más tarde, Michael Silka es abatido por las fuerzas del orden.
El enojo por un proyecto de ley local llevó a Carl Robert Brown, un profesor de historia de 51 años de baja laboral, la emprende a tiros con una escopeta acabando con la vida de ocho vecinos de Miami. Huye en bicicleta pero un testigo le persigue y le dispara, acertando en la espalda.