Juan Vidal, un necesario soplo de aire fresco
Un encorsetado Carlos Díez regresa en una jornada rockera y exótica que da paso a los diseñadores emergentes
MADRID.Actualizado:Sara Coleman fue la encargada de inaugurar la última jornada de los diseñadores consagrados en la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid. Con referencias a lo orgánico y a la geometría del patronaje, la modista transformó los tejidos naturales, como gasas de seda, crepes y algodones, en siluetas de formas naturales y líneas depuradas, de un marcado estilo orgánico, mientras que las prendas de corte deportivo y funcional vienen marcadas por el uso de tejidos tecnológicos, algunos de ellos obtenidos a partir del reciclaje de botellas de plástico. Los colores varían desde diferentes gamas de blancos hasta el color 'azul Coleman', seña de la casa, pasando por combinaciones tan atractivas como el violeta-amarillo y el naranja-verde.
Minutos después, Moisés Nieto embriagó la pasarela con la esencia sureña en una femenina colección que rescata del armario prendas de toda la vida. La paleta cromática transcurre entre un blanco rotundo que muta hacia el nude y tonos maquillaje, con concesiones al amarillo primaveral, para volver a los empolvados y a intensos azules. Los tejidos, como la triple organza, el crepe de chiné o las gasas mezcladas con mikados y tafetas, son ligeros y liberadores, con estampados vegetales que se rematan con volantes y tablas. Un ejercicio de costura que realza el valor de cada pieza.
La veterana Sita Murt tiñó de limpios neutros sus características prendas de punto, trabajadas en estructuras tridimensionales y mezclas con poliéster de última generación, poliamidas con lino y un fantástico tul de seda. Para enfatizar más las texturas tricot, bañó algunas de sus prendas en frescos tonos pomelo neón, amatista azulado o ácido citronella.
Fiasco de Díez
El ecuador de la jornada llegó de la mano de Martín Lamothe, que zambulló la pasarela en una piscina para salpicar su línea con tejidos con efecto mojado en algodones, puntos trasparentes, organzas, sedas y napas. La paleta cromática bucea por el blanco, pasando por el binomio gris-amarillo, para acabar con la familia de los azules piscina: esmeralda, aguamarina, añil y celeste.
Menos mal que Juan Vidal nos salvó del sopor veraniego con una colección muy sensual basada en el libro 'El amante' y con una clara inclinación por las prendas japonesas. Peonias -escaneadas directamente para plasmarlas en las piezas-, lunares y yabane, el estampado que llevaban en los uniformes las colegialas niponas antiguamente, destacaro en sedas y algodones. Sus kimonos actualizados a buen seguro serán uno de los 'must' de la temporada.
María Escoté inició la franja vespertina con un atrevido número de 'pole dance' que dio pie a su línea estival, con una estética ochentera a lo Axel Rose. Destaca el original estampado que simula redes y, como no podía ser de otra manera, sus clásicas chaquetas de verano en cuero, también reinterpretadas a modo de rejilla. Una línea muy rockera que ha dado paso a unos provocativos vestidos con efecto cristal e incrustaciones de swarovski con los que arrasa en Kuwait.
India y África
Escoté compartió pasarela con Carlos Díez, que regresó al conseguir financiación. La firma Smiley dió la oportunidad al bilbaíno de pisar de nuevo la pasarela madrileña, aunque no han ayudado mucho sus exigencias, que han encorsetado al diseñador entre caras sonrientes posadas en dénim, gasas, puntos de algodón, tules, plisados, sedas y acrílicos en negros, grises y amarillos. Una decepción.
Para poner el broche final, la ropa de baño de Dolores Cortés y Montse Bassons. Cortés toma como referencia el exotismo y la suntuosidad de la cultura hindú. Estampados refinados de inspiración paisley, escenas pictóricas y elementos de la naturaleza en líneas sinuosas y estructuras drapeadas con remates ornamentales. Su indispensable crochet con efecto lamé y el guipur se bañan en tonos dorados combinados con fresas, verdes y violáceos en juegos brillo-mate.
Por su parte, Montse Bassons se refugió en el exotismo de las reinas africanas. La elegancia y la majestuosidad de una mujer impregnada en los colores del atardecer, predominando los dorados y tierras con el print animal como base. Los bañadores y bikinis logran un atractivo efecto mojado gracias al lurex, adornado con plumas y cristales de swarovski. Todo ello aderezado con espectaculares tocados para un final digno de película.