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Carlos Floriano, Dolores de Cospedal, Mariano Rajoy, Javier Arenas y Esteban González Pons, en una imagen de febrero de 2012, en Sevilla. :: MARCELO DEL POZO / REUTERS
ESPAÑA

Rajoy convoca por primera vez a la cúpula del PP en Moncloa en plena crisis catalana

Los populares trasladan al contencioso nacionalista la misma táctica de silencio que en el 'caso Bárcenas'

ANTONIO MONTILLA
MADRID.Actualizado:

Mariano Rajoy mantiene su «no» a la consulta separatista que reclaman CiU y ERC en Cataluña, pero tanto el respaldo popular que exhibieron los partidarios de la segregación el 11 de septiembre como el incipiente debate internacional sobre la posibilidad de una Cataluña independiente han obligado al presidente del Gobierno a salir de su habitual inmovilismo.

Rajoy participó ayer, por primera vez en esta legislatura, en una reunión del comité de dirección del partido. Recuperó, por sorpresa, los 'maitines' de los lunes que instauró José María Aznar durante sus ocho años como presidente del Gobierno. No hay confirmación de que esta excepción se vaya a convertir en costumbre porque, según el PP, Rajoy recurrirá a esta fórmula «siempre que lo considere conveniente».

El jefe del Ejecutivo, dentro de esa opaca agenda de trabajo que guarda en secreto, convocó de urgencia en Moncloa a la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal; a los vicesecretarios generales, Carlos Floriano, Javier Arenas y Esteban González Pons, y a los portavoces parlamentarios Alfonso Alonso (Congreso), José Manuel Barreriro (Senado) y Jaime Mayor Oreja (Parlamento Europeo). Durante dos horas y media repasaron la actual coyuntura económica, las reformas estructurales que pondrá en marcha el Ejecutivo en este curso político y, sobre todo, la estrategia a seguir en relación con Cataluña. No abordaron ninguna cuestión interna. «Ni hablamos del señor Bárcenas ni del 'caso Faisán', que son las dos principales preocupaciones del señor Rubalcaba», ironizó Floriano durante la rueda de prensa que ofreció en Génova.

De esta comparecencia se extrajo una conclusión evidente: el partido traslada a la crisis separatista la misma estrategia de silencio que Rajoy impuso en relación con el 'caso Bárcenas'. El PP responde a las preguntas sobre la polémica ante la presunta financiación ilegal del partido remitiendo a las explicaciones que hizo Rajoy en el Congreso el 1 de agosto. A partir de ahora, hará lo mismo con la cuestión catalana: ceñirá la respuesta al contenido de la carta que Rajoy envió a Mas el pasado sábado. «Diálogo sin descanso siempre en el marco de la Constitución y de la ley», repitió Floriano una y otra vez durante su comparecencia ante los medios, frase que se presume como nuevo mantra dentro del argumentario popular. Compareció en sustitución de María Dolores Cospedal que, a la misma hora, firmaba un convenio de colaboración entre Castilla-La Mancha y el Ministerio de Asuntos Exteriores.

El número tres del PP ponderó lo explícito que fue Bruselas a la hora de avisar a Cataluña de que quedaría automáticamente fuera de la Unión Europea en el caso de tomar «determinadas decisiones que no caben dentro de la Constitución y que solo les puede llevar a un discurso en el que pueden ahogarse», es decir, si proclama de manera unilateral su independencia. Floriano ha aprendido a nadar y guardar la ropa, tras salir escaldado de varios episodios en los que cuestionó declaraciones de algunos ministros.

Críticas al PSOE

Por ello, eludió valorar las propuestas de José Manuel García Margallo sobre la necesidad de reformar el modelo de estado para «encajar a Cataluña» dentro de España. Se siente más cómodo arremetiendo contra el PSOE. Lamentó la falta de una posición «sensata y creíble» de la formación que dirige Alfredo Pérez Rubalcaba. «Nos gustaría también que el PSOE no tratase de trasladar a todos los españoles un problema que es estrictamente suyo, como es su encaje con el PSC», espetó. Sin embargo, en esta ocasión las críticas a la forma en la que el Ejecutivo afronta esta crisis no llegan solo desde el PSOE. Barones populares comienzan a expresar en privado su preocupación ante que «la falta de contundencia de Rajoy» pueda dar alas a partidarios de posturas segregacionistas de otras comunidades autónomas.

De hecho, la coalición abertzale EH Bildu hizo el domingo un llamamiento en Bilbao para que «Euskal Herria aproveche la oportunidad histórica» de conseguir la soberanía gracias a la corriente creada por las situaciones políticas de Cataluña y Escocia, y la «caída de la adhesión a los estados español y francés» entre los vascos.

Floriano rehuyó valorar estas declaraciones -ignoró por completo la pregunta que le formularon los informadores en Génova- que, unidas a la que comienzan a hacer dirigentes del BNG en Galicia, inquietan a varios presidentes autonómicos del PP. Estas fuentes recuerdan que Aznar «frenó en seco» al lehendakari Juan José Ibarretxe que, el 27 de septiembre de 2002, lanzó su propuesta soberanista para dotar al País Vasco de un estatus de libre asociación con España. «Aznar amenazó a Ibarretxe con intervenir la comunidad autónoma y con emprender acciones penales individuales», expone un barón popular. Floriano optó por recalcar que los extremismos solo pueden llevar a malas posiciones y malos resultados e incidió en que «todo el mundo entiende que estamos mejor juntos que separados y que a todos los catalanes les va mejor con España que fuera de ella».