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Mandan los mandados

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Nos llevamos todo el día con la cantinela de que no representan a nadie. Les acusamos de todos los males como si nadie les apoyara, como si nadie les hubiese puesto. Parece que actúan por iniciativa propia, que aparecieron de la nada, de un callejón oscuro en una noche toledana. Pero luego vuelven a presentarse a unas elecciones y arrasan o, cuando menos, ganan con unos millones de votos que parecen salir de la nada, del espacio exterior, de un agujero negro y remoto.

Así vuelve a parecer a poco que cualquiera lea o escuche los análisis de la campaña electoral alemana. El próximo domingo 22 de septiembre hay convocatoria de generales en el país con mayor protagonismo y fuerza, de diverso signo, en Europa durante los últimos 70 años. Y lo que leo y escucho desde la mayor ignorancia es que Angela Merkel renovará un apoyo entre abrumador y muy mayoritario, que no tiene rival, que «se ha hecho querer» por un enorme número de alemanes, según escuché por la mañana a un experto, escritor, que vive en tierras teutonas hace 28 años y está harto de escribir ensayos y artículos.

Es decir, la obviedad dice que la señorita Rottenmaier del orbe, la demoniaca figura del mal en todo el Sur europeo, a ratos en Francia y Reino Unido, cuenta con el apoyo de clientes/conciudadanos. Desde ahí, hace falta poco para pensar que igual su inquebrantable fe en la austeridad, su lealtad al dios dinero y la utilización de esos tópicos que señalan a los sureños como vividores aprovechados de la prosperidad industrial norteña no son argumentos suyos. O no sólo suyos. Cabe preguntarse si, como todo dirigente político, no aspira más que a gobernar y está dispuesta a dar la razón a los votantes. No aspira a convencerles, sólo les dice lo que quieren oír, lo que ya piensan. Igual todo eso de «ya vale de que vivan a nuestra costa, que trabajen, que ahorren, que no derrochen» no es tan falso o igual lo piensan millones y millones de alemanes, no su perversa 'lideresa'.

Por extensión, por chusca generalización, igual son más de los que creemos esos callados ciudadanos que votaron a Berlusconi porque piensan que lo que hizo no está tan mal. Podría sorprendernos los que están dispuestos, aún hoy, a respaldar a Rajoy pese a Bárcenas, a Susana Díaz pese a Guerrero. A lo mejor a Merkel le sucede, a gran escala, lo que a Teófila, que los que votan (en Alemania se espera un 40% de abstención y en Cádiz supera el 55%) creen que no lo hace nada mal. Igual los votantes piensan como ellas.

¿O son ellas las que deciden pensar como los que votan?