Un niño sirio refugiado es atendido por los servicios médicos en el campo de Qurn Gusik. / Efe
SITUACIÓN LÍMITE EN EL PAÍS

El terror de la guerra desborda Siria

La nueva fase del conflicto tras el aplazamiento del ataque de EE UU no apunta ningún signo de mejora para los sufrimientos de la población civil

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El giro inesperado del conflicto sirio cuando todo el mundo creía inminente el ataque con misiles de Estados Unidos no ha variado lo más mínimo la situación de una guerra en la que la escalada de violencia y terror sigue imparable. En 30 meses de enfrentamientos y bombardeos se han producido más de 100.000 muertos y, según cifras de ACNUR, dos millones de refugiados y 3,2 millones de desplazados internos. Seis millones de sirios expulsados por la fuerza de sus hogares en un país de algo más de 22 millones de habitantes, lo que da una idea bastante aproximada de los sufrimientos que están padeciendo la población civil. Medio millón de huidos están en campos de refugiados jordanos. En Líbano, la decisión del Gobierno de no construir instalaciones de acogida para no repetir la misma historia de 1948 con los palestinos no ha impedido que albergue a 700.000 sirios. En Turquía ya se han refugiado 463.000, 127.000 en Irak v 110.00 en Egipto.

Escapar de una muerte segura o de algo peor sigue siendo el objetivo para los que aún pueden desplazarse. El pasado miércoles, un informe del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas daba cuenta de una larga serie de crímenes perpetrados tanto por el Ejército sirio como por las fuerzas rebeldes. En cuanto a las controvertidas armas químicas, la comisión aseguraba en el texto que “a la vista de las pruebas actualmente disponibles, no fue posible llegar a una conclusión sobre los agentes químicos utilizados, su sistema vector o los autores de estos actos”. Sí señala, en cambio, en el bando gubernamental “ataques generalizados contra la población civil, en los que se cometen asesinatos, torturas, violaciones y desapariciones forzosas, que constituyen crímenes contra la humanidad”. A las fuerzas rebeldes, el informe les identifica como autores de “crímenes de guerra, asesinatos, ejecuciones sumarias, actos de tortura, secuestros y ataques contra objetivos protegidos”.

Ataques 'convencionales'

Mientras prosigue el debate en torno a las armas químicas, los bombardeos y combates con armas convencionales siguen invariables. A ello se une la hambruna que comienza a extenderse por el país a causa de la incapacidad del Estado sirio, por la guerra y por la congelación de fondos en el exterior, para producir o importar los alimentos básicos para la población.

Resulta difícil aventurar el rumbo que pueda tomar el conflicto a partir del actual punto muerto. Incluso en el caso de la caída del régimen, nada asegura una mínima estabilidad. La unión de las fuerzas rebeldes es frágil y una vez alcanzado el objetivo común de derribar a Assad, el riesgo de enfrentamiento y de una cruenta posguerra es muy alto. Lo que en su origen fue una revuelta social para derrocar a la dictadura se ha transformado en una contienda bélica de fuerte trasfondo religioso sobre el que se superponen los intereses regionales por controlar la zona y ha llegado a poner en un brete a la gran superpotencia estadounidense.