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Bruselas alaba los avances de España pero tiene dudas sobre la prórroga del rescate bancario
De Guindos afirma que el programa de 41.000 millones expirará este año pero la CE no descarta mantener alguna línea de ayuda
BRUSELAS. Actualizado: GuardarEspaña ha vuelto a toparse con la ortodoxia comunitaria en materia económica, muy dada a la política del palo, muchos, y la zanahoria, en pequeñas raciones. Tras meses de incertidumbre, el ministro de Economía, Luis de Guindos, confirmó ayer en Vilna, Lituania, que el Gobierno cree innecesario que el rescate a la banca española, aprobada a mediados de 2012 con un volumen total de 100.000 millones, se prorrogue en 2014. De momento, se han usado 41.000 millones. Europa, sin embargo, no lo tiene tan claro. «Habrá que esperar a noviembre para tomar una decisión», confirmaron poco después a modo de jarro de agua fría el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, y el vicepresidente económico de la Comisión, Olli Rehn.
Los cónclaves de ministros de Economía de la zona euro (Eurogrupo) y de los 28 (Ecofin) retornaron ayer al trabajo tras el parón veraniego con el propósito de analizar el optimismo moderado que ha supuesto la salida de la recesión en el segundo trimestre, ratificar la necesidad de impulsar una unión bancaria a la que Alemania sigue siendo muy reticente -como quedó patente por la tarde en el Ecofin-, y trabajar en la activación de mecanismos que hagan llegar el crédito a las pymes.
España, a diferencia de Portugal, Chipre o Eslovenia, no estuvo en la agenda. Una señal inequívoca de que lo malo -al menos, lo peor- ha podido quedar atrás. Y como ya ocurrió en la cumbre del G20 en Rusia, ayer el Ejecutivo de Mariano Rajoy volvió a recibir las felicitaciones de sus socios por el cambio de tendencia de la economía nacional. «España ha vivido un periodo muy difícil pero está corrigiendo los desequilibrios. Ahora es importante mantener el curso de las reformas y garantizar el retorno al crecimiento», recalcó Rehn. Otra palmada en la espalda pero con una clara advertencia que lanzó a nivel general: «No caigan en la complacencia, es un lujo que no nos podemos permitir. No podemos gritar que la crisis ha terminado».
España, por un lado, se enfrenta a la espada de Damocles del cumplimiento de los objetivos de déficit -«se cumplirán», remarcó ayer Luis de Guindos pese a las dudas mostradas por el BCE-, y por otro debe gestionar una posible prórroga del rescate bancario, es decir, si se mantiene viva la posibilidad de poder utilizar los 59.000 millones no gastados en caso de nuevas turbulencias financieras a lo largo del próximo año. «El programa bancario expira y creo que va a expirar. Lo único que se hará es que España entrará en el entorno de la legalidad y la legislación que se aplica a los países que dejan atrás sus programas», recalcó el titular de Economía a la entrada de la cita.
En lo político, y a tenor de la evolución de la prima de riesgo, el Gobierno de Mariano Rajoy quiere presentarse a las elecciones europeas de primavera sin el yugo de estar sometido a un rescate. No obstante, la normativa comunitaria ('Two-Pack') asegura que un país que haya recibido asistencia financiera estará bajo control de la troika (Comisión, BCE y FMI) hasta que devuelva al menos el 75% de lo recibido.
La unión bancaria se agrieta
Bruselas, sin embargo, no quiere nuevos sobresaltos en 2014, por lo que sería partidaria de que exista algún tipo de mecanismo de ayuda en activo en caso de que las pruebas de estrés que va a realizar el Banco Central el próximo año -se presumen más duras que las dos anteriores- detecte nuevos 'agujeros' en el sistema financiero.
De ser así y si la actual «línea de crédito» de 100.000 millones de euros no existe, obligaría a todas las partes a elaborar un nuevo memorando de entendimiento, con las consiguientes dudas en los mercados.
«Es indispensable que la revisión de la calidad de los activos y los test de estrés se hagan de forma convincente y creíble y que el programa de reparación del sector financiero se concluya con el mismo rigor y determinación como se ha hecho hasta ahora», recalcó Rehn.
Pero si hay un factor que la Comisión Europea considera clave para salir de la crisis esa es la unión bancaria. Sin embargo, el optimismo creado el jueves con la aprobación por parte del Parlamento del órgano de supervisión único a cargo del BCE se tornó en la tarde de ayer en escepticismo. El siguiente paso es la creación de un órgano único de liquidación de entidades, pero la hoja de ruta diseñada por Bruselas y abordada en el Ecofin -seguirán debatiéndolo hoy- sigue sin convencer Alemania.