
El partido de sus vidas
MADRID Actualizado: GuardarCuando el fútbol es la vida. El deporte como metáfora de la existencia. Ejemplo de dos momentos vitales para Wayne Thorne, entrenador del club británico Larkhall Athletic, y Ben Scott, portero de la octava división inglesa. Ambos con final feliz, por supuesto.
El primero de ellos, Wayne Thorne, había sufrido múltiples heridas en su cuerpo que le obligaron, tras sufrir un grave accidente de tráfico de camino a casa, a someterse a varias intervenciones quirúrgicas que recomendaban a los doctores inducir el coma al paciente, operado también a vida o muerte del corazón. Todo un dilema.
Una arteria rota, dieciséis costillas aplastadas, un pulmón perforado, el esternón roto, dislocación de la cadera, la pelvis rota y fractura en la pierna eran demasiadas heridas. No obstante, insuficientes para acabar con la voluntad de Wayne, que a sus 33 años jugaba el partido de su vida sin que él pudiera dar las órdenes desde el banquillo.
Los médicos recomendaron a la familia que le hablaran a pesar de que él estuviera en coma. Que nunca le dejaran de hablar. Y así fue como se obró el milagro que todos esperaban. Una semana después, su esposa le contó que su equipo de fútbol, el Larkhall Athletic, había ganado su primer partido de la temporada en la Western Football League (novena categoría del fútbol inglés), y despertó de forma repentina.
Wayne ha agradecido los ánimos de todos: "Doy las gracias a todos, pero el camino al que me enfrento es una recuperación bastante larga, pero voy a llegar allí". Y tras ver lo que ha sufrido su familia por él ha explicado: "Todo mi amor y respeto se dirige a cada parte de mi familia, que durante las últimas dos semanas han pasado un infierno esperando por mí a través de las operaciones y los resultados y que han estado al lado de mi cama todos los días".
Un héroe improvisado
Ben Scott jamás se hubiera imaginado que se convertiría en un héroe de la noche a la mañana. El exguardameta profesional, ahora en el Stocksbridge Park Steels de la octava división inglesa, fue expulsado en su partido ante el Kings Lynn Town. El nombre del rival era lo de menos. Su acción fue fundamental. No por que fuera injusta sino porque gracias a ello salvó una vida. Cuando el jugador estaba en el túnel de vestuarios escuchó gritos que pedían ayuda desde la grada. El portero, enfermero de profesión, se dio la vuelta y rápidamente subió hasta las gradas en donde a un hombre de 70 años le estaba dando un paro cardíaco.
Se quitó los guantes y junto a dos sanitarios voluntarios que se encontraban en el campo consiguieron estabilizar al enfermo gracias a un desfibrilador. El espectador fue trasladado posteriormente al Hospital, donde se recupera favorablemente.
El portero de 30 años, que llegó a jugar con el Sheffield United, dijo después de esta heroica acción que "si no hubiera sido expulsado, no habría sido capaz de ayudar al caballero".