Rajoy persigue en el G20 el aplauso que no logra en España por Bárcenas
El jefe del Ejecutivo exhibirá en Rusia que ha ejecutado las reformas prometidas cuando hace un año estaba al borde del rescate
SAN PETERSBURGO. Actualizado: GuardarMenos presión internacional, pero con la zozobra del 'caso Bárcenas' en la maleta. Así encara Mariano Rajoy su segundo participación en una reunión del G20, foro que agrupa a los países más influyentes del planeta, que comienza hoy en la ciudad rusa de San Petersburgo y en la que España ya no será uno de los focos de atención, una vez que se ha disipado el fantasma del rescate de su economía.
De lo que no podrá librarse el jefe del Ejecutivo es de la sombra de Luis Bárcenas y de las preguntas sobre las nuevas revelaciones del caso del extesorero, pese a que ya advirtió el lunes ante el comité ejecutivo nacional del PP de que no volvería a responder a las acusaciones sobre presunta financiación ilegal de su partido.
No será, con toda probabilidad, un tema de conversación con sus homólogos, pero el líder del PP ofrecerá hoy su primera conferencia de prensa desde que acudió al Senado el 1 de agosto para defenderse de las acusaciones y reproches del resto de formaciones políticas, y tendrá que escuchar preguntas sobre el asunto. Otra cuestión es que las responda y cómo las responda.
Como ya ocurrió en el pasado con otros presidentes, Rajoy comienza a sentirse más cómodo en el exterior que en los vericuetos de la política nacional. Sus logros macroeconómicos se valoran más en Bruselas que entre la sociedad española, un hecho con el que no contaba el Gobierno, como tampoco contaba con que el escándalo del extesorero iba a opacar casi todo.
Y eso que hace poco más de un año, en la asamblea que el G20 celebró en la ciudad mexicana de Los Cabos, Barack Obama, Angela Merkel y otros gobernantes internacionales apremiaron a Rajoy a tramitar ante la Unión Europea el rescate de la banca e, incluso, a preparar la intervención total de la economía, lo que hubiera relegado a España al mismo escalón que Irlanda, Portugal y Grecia. Por entonces, la prima de riesgo rozaba los 700 puntos básicos. España era en junio de 2012 el principal problema del euro y el posible desencadenante de un nuevo hundimiento de la economía internacional.
Un escenario que las principales potencias internacionales querían evitar a toda costa. Rajoy, fruto de aquella conminación, aceptó el auxilio a la maltrecha banca española, 41.300 millones de euros, y tuvo que asumir en público que España, en caso de situación límite, daría el paso de demandar el rescate. Un hecho que hubiera supuesto un obstáculo insalvable para sus aspiraciones políticas y las del PP.
Rajoy logró una prórroga de confianza del G20, con Merkel como principal avalista, pero a cambio prometió reformas estructurales y severos ajustes en las cuentas públicas para reducir el déficit, que afectaron a la sanidad, educación y al resto de pilares del estado del bienestar, salvo a las pensiones.
Deberes hechos
«Llega con los deberes hechos», comentaron fuentes de Moncloa para explicar que Rajoy exhibirá en San Petersburgo una prima de riesgo que roza los 260 puntos, menos de la mitad que hace un año, y el «esperanzador dato» que supone el descenso del desempleo en agosto por sexto mes consecutivo, entre otros índices macroeconómicos, como el buen comportamiento de la balanza comercial y con el incremento de los ingresos del turismo.
Rajoy anhela que esos logros, pese a que aún no se traducen en una mejora de la denominada economía real, la que perciben los ciudadanos, se ponderen convenientemente en España. Tras pisar por primera vez con mando en plaza la Moncloa, calculó que su peor escollo de la legislatura sería evitar el rescate. Pero no ha sido así. El escándalo Bárcenas, en especial las acusaciones sobre que él mismo llegó a cobrar sobresueldos en dinero b y que mantuvo una estrecha relación con el extesorero aún cuando se sabía que había logrado amasar una fortuna en Suiza, han oscurecido esa luz al final del largo túnel de la crisis y han causado una desazón generalizada en el equipo gubernamental.
Europa, con Alemania y Francia como locomotoras, comienza a salir poco a poco de la recesión. Rajoy avanzó a la cúpula de su partido el lunes que el crecimiento, aunque muy leve, llegará a España en el último trimestre del año. El G20 examinará el frenazo de algunos de los denominados países emergentes como México, Brasil, Rusia o China, que se habían convertido en refugio para las más importantes empresas españolas. El resto de asuntos a debatir tampoco le son ajenos al Gobierno: la conveniencia de impulsar políticas de crecimiento sostenibles, el desempleo juvenil, la debilidad de la demanda interna o la deuda pública de los estados y los flujos de capital.