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Puerta del Mar

felicidad rodríguez
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En los últimos días se han producido denuncias por colapsos en las urgencias del Puerta del Mar, la falta de camas y la tremenda presión asistencial sobre los profesionales sanitarios de nuestro hospital. Estas denuncias no son nuevas y se producen verano tras verano. Y, como siempre, el SAS responde que el cierre de camas se debe a «una cuidada planificación para, aprovechando la menor ocupación de los hospitales en los meses estivales, realizar obras de reforma y mantenimiento». Lo de cuidada planificación ofrece motivos para la reflexión. ¿Qué factores se tienen en cuenta para ella? ¿Acaso se estima que, en verano, las personas tienen menos posibilidades de enfermar y, por consiguiente, no es necesario mantener el número de camas ni cubrir al personal sanitario del hospital cuando se toman sus merecidas vacaciones? ¿O se decide que no se van a producir sustituciones de profesionales y, en base a ello, se hacen las estimaciones sobre la población que va a necesitar asistencia? En cualquier caso, los responsables de la Junta han respondido a las denuncias aduciendo ignorancia de aquellos que ponen en duda esa planificación basada en la experiencia acumulada durante años. Lo de la ignorancia de los denunciantes es más que discutible, aunque lo de la experiencia acumulada durante años y años, en cerrar camas y en no contratar personal en verano, es indudable. En verano y cuando no es verano. Recientemente se han publicado los Indicadores Claves del Sistema Nacional de Salud y, aunque para el SAS el número de camas es un indicador obsoleto, entre esos indicadores figura el número de camas hospitalarias en funcionamiento por habitantes. Andalucía se encuentra por debajo de la media española y, sin duda por eso de la experiencia que el SAS acumula, la ratio de camas ha ido disminuyendo paulatinamente en los últimos 6 años.

De la misma manera que estamos por debajo de la media española en quirófanos en funcionamiento por población, o en las ratios de funcionamiento de equipos tecnológicos, ya sea TACs, resonancia magnética nuclear o equipos de hemodiálisis. Pero lo más importante se refiere a los datos sobre los profesionales sanitarios. Tanto las ratios del personal médico y de enfermería en atención especializada por cada 1000 habitantes como las ratios de profesionales en atención primaria están también por debajo de la media española, y lo están desde hace años. No son impresiones; los datos oficiales así lo confirman. Además, el Registro Central de personal al servicio de las administraciones públicas, muestra que más de la mitad de los puestos de trabajo sanitarios suprimidos en el 2012 corresponden al Servicio Andaluz de Salud, con una sangría del 7,3% de su plantilla. Y Cádiz, con la ausencia de renovación de contratos y sin cubrir las vacantes por jubilaciones, se lleva el primer premio. Obviamente la presión asistencial sobre el personal sanitario es cada vez mayor y sus condiciones de trabajo se ven más deterioradas. Parece que esa experiencia acumulada que tiene el SAS no le ha servido para darse cuenta que los recursos humanos es la clave del sistema. Afortunadamente, si algo nos salva es la profesionalidad, la excelente formación, la dedicación y el buen hacer de nuestros médicos, enfermeros, y de todo el personal sanitario, que siguen en la brecha a pesar de las condiciones a las que están sometidos.