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Opinión

90 millones

Pilar Solís
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No para de rondarme por la cabeza una cifra. 90 millones de euros (millón arriba, millón abajo). Es la cantidad que dicen que el Real Madrid ha pagado al Tottenham por el traspaso del galés Gareth Bale, aparte de los 6 millones de euros que cobrará el jugador por año. 90 millones de euros... que ya son millones. Una cantidad desorbitada de la que es imposible no hacer el cálculo en pesetas para vislumbra su dimensión. Casi marea. Sobre todo si se compara con la cartilla de ahorros de la gran mayoría de los españoles que luchan por no teñir sus números de rojo. 90 millones... (o incluso 100 según algunos). La de negocios que se podrían salvar con un crédito así o la de nuevos contratos que se podrían firmar. Quizás me acusen de demagogia al hacer esta comparación pero en mi cabeza sólo ronda la idea de que a este joven de 24 años le pagarán 36 millones por darle patadas a un balón, mientras que el 50% de los jóvenes de este país no encuentran un puesto de trabajo y muchos de ellos se ven obligados a emigrar, a buscar la aventura que dirían algunos. Que sí, que cada euro que se invierta en él se compensará con los beneficios de su imagen, con el merchandising y la venta de camisetas a devotos del fútbol. Pero conviene recordar que otro tipo de inversiones como las de la industria naval han pasado a estar en un segundo plano con esta crisis económica que nunca acaba a pesar de que el retorno de su inversión es de cuatro euros por cada uno que se invierte. Y ni aún así se aprueban nuevos contratos ni se garantiza la supervivencia de las factorías. Se permite que los clubs de fútbol hagan inversiones millonarias mientras que la educación o la investigación sufren recortes desorbitados a pesar del retroceso que supone. Prima la diversión, el entretenimiento frente a la apuesta por un futuro diferente para los que vienen detrás, para aquello que peregrinan por las calles en busca de un contrato, aunque sea precario. Por ellos, a pesar de su currículum, nadie pagará 90 millones de euros.