Rajoy avisa de que no hablará ni una vez más sobre Bárcenas
El presidente del Gobierno vuelve a la estrategia de obviar el escándalo del extesorero para que desaparezca del debate político
MADRID.Actualizado:Mariano Rajoy, en contra de su más profunda convicción pero empujado por las críticas internacionales que generaba su silencio, acudió el 1 de agosto al Congreso para reconocer que cometió el error de confiar en Luis Bárcenas, al que calificó de «falso inocente». Eso sí, una y no más, Santo Tomás. El presidente del Gobierno quiere sepultar el caso del extesorero y aseguró que no volverá a hablar ni una vez más del asunto.
El máximo dirigente del PP vuelve a la negación como estrategia para intentar sacar del debate político las acusaciones sobre la presunta financiación ilegal del partido. Durante su intervención a puerta cerrada ante el comité ejecutivo nacional del PP, Rajoy expresó con claridad que no tiene nada nuevo que decir sobre este asunto. Da por suficientes sus explicaciones y las de los ex secretarios generales del PP Francisco Álvarez Cascos y Javier Arenas y de la actual número dos del partido, María Dolores de Cospedal, que declararon como testigos ante el juez de la Audiencia Nacional, Pablo Ruz.
Rajoy no considera relevante que, fruto de esas comparecencias, se desvelara que fue él, como presidente del partido, quien en compañía de Arenas negociase con Bárcenas las condiciones de su despido. Una reunión que se habría producido semanas después de que se conociera la existencia de las cuentas suizas donde el extesorero cobijaba, al parecer, más de 40 millones de euros.
Rajoy impone el mutismo y el resto de la cúpula del partido, al menos de momento, sigue a pie juntillas su orden. Ninguno del casi medio centenar de miembros del comité ejecutivo nacional del PP tomó la palabra tras las alocuciones del presidente y de la secretaria general. Barones territoriales como José Antonio Monago o Alberto Núñez Feijóo, que en otras reuniones mostraron ciertas discrepancias con la dirección nacional por su falta de contundencia a la hora de responder a Bárcenas, siguieron en esta ocasión con pulcritud el guión. Esperanza Aguirre, la más díscola de los líderes regionales del PP, no acudió a la cita. Feijóo apenas comentó que en esta historia se conocían ya casi todos los análisis e interpretaciones menos el más importante que, a su juicio, era el del juez instructor del caso.
Pero no se puede hacer desaparecer a personas de un escenario así como así. El líder del PP lo sabe y por eso trufó su análisis de inicio del curso político con algunos datos económicos en positivo como, por ejemplo, que el mes pasado será el mejor agosto en los últimos trece años en cuanto a la creación de puestos de trabajo. Un avance que, en un país con casi seis millones de desempleados, los populares habrían hecho público con mayor notoriedad si no estuvieran agobiados por la sombra de corrupción.
Dar la cara
Cospedal, una vez más, fue la encargada de dar la cara en un momento muy tenso. «Bárcenas no va a lograr desestabilizar al PP», respondió la secretaria general preguntada por esa posibilidad. La número dos del PP transmitió una de las principales reflexiones que transmitió su jefe de filas a puerta cerrada: «No vamos a estar dando la réplica a un presunto delincuente» cada vez que surge una nueva información o se produce una declaración judicial.
La secretaria general defendió a capa y espada la decisión de su formación de destruir los discos duros de los dos ordenadores que el partido había asignado a Bárcenas. Justificó esta acción en el cumplimiento de la Ley de Protección de Datos. De hecho, se jactó de que el PP «es el partido que más colabora con la justicia». Tampoco aclaró las dudas sobre si responsabilizó o no a Rajoy del acuerdo sobre el finiquito de Bárcenas durante su testifical ante el magistrado Pablo Ruz del pasado 14 de agosto. «Yo le dije al juez dije lo que tenía que decir, no lo que algunos querían que dijera», sentenció sin aclarar nada.
Menos explícita se mostró a la hora de negar posibles cambios en la dirección popular. Mientras Rajoy alejó el sábado la posibilidad de hacer una crisis de Gobierno al asegurar que estaba «orgulloso» de todos sus ministros porque estaban haciendo «una magnífica labor», Cospedal se limitó a decir que «no está previsto ni está en la agenda» el posible relevo de algún vicesecretario general.
Para Cospedal, su partido se mantiene unido y no padece grandes males. A su juicio, el que sí tiene problemas en casa es el adversario. «Griñán huyó de Andalucía por los ERE irregulares, y eso sí que es un escándalo», acotó.