el apunte

Una nueva obra que debe ser explicada

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La obra del segundo puente sobre la Bahía de Cádiz lleva tanto tiempo como decorado de un perfil de la ciudad que ha pasado a ser un fondo familiar. Parece que llevara toda la vida en ese lugar, aunque crezcan sus brazos y sus piernas gigantescas sobre el mar. La mayoría de los gaditanos se ha acostumbrado a verla al pasar y parece haber pasado a un plano secundario. Pero se trata, es una obviedad, de la mayor obra que la comarca ha encarado en décadas y, ya no es tan obvio, la mayor infraesctructura que se construye actualmente en toda España. Sus proporciones son tan grandes que será el puente con mayor punto de altura (gálibo, en términos técnicos) de toda Europa. Esa obra faraónica, histórica, transformará los hábitos de todos los que entren y salgan de la ciudad, a diario, como turistas ocasionales o para trabajar. Creará nuevas distancias, nuevas zonas de paso, nuevos tramos comerciales. Tendrá un impacto que Cádiz no conoce desde hace casi 50 años, cuando se inauguró el primer puente sobre la Bahía de Cádiz, ese que rompía la dificultad para acceder a una ciudad prácticamente insular, conectada a la Península ibérica sólo por el nervio que la une con San Fernando.

Sin embargo, hace meses que sobre una obra tan fundamental se posó un manto de silencio. Desde que la ministra Ana Pastor tuvo el desacertado gesto de anunciar que estaría terminado este año, nadie se ha atrevido a corregir su pronóstico desatinado.

Son muchas las consecuencias que tendrá y no estaría de más que alguien, con responsabilidad política y respaldo técnico, dijera qué tal va, cuales son las previsiones y los plazos.

Nadie exige que esté acabado en una fecha concreta, pero conocer una estimación, simplemente, permitiría prever y planificar.