Griñán y Susana Díaz, en el Consejo de Gobierno. :: EFE
ANDALUCÍA

Calidez y melancolía en la despedida del Gobierno

Susana Díaz tendrá a Máximo Díaz Cano en un puesto clave y uno de sus principales retos será sustituir a Carmen Martínez Aguayo, dada su buena relación con Montoro

SEVILLA. Actualizado: Guardar
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El último Consejo de Gobierno de Griñán duró poco menos de dos horas y transcurrió en un ambiente cálido y emotivo. El presidente dio las gracias a todos sus consejeros y les hizo partícipes de las líneas generales de su mensaje de despedida, que leería a continuación en una sala de prensa atiborrada de periodistas y de personal de Presidencia. Al fondo inmortalizaba el momento con su teléfono móvil Antonio Lozano, viceconsejero, brazo derecho de Susana Díaz y un hombre de gran formación, esencial del equipo de Griñán, cuya imputación por Alaya, por su etapa como director general de Presupuestos, impedirá de momento que continúe en el 'núcleo duro' de san Telmo.

Griñán llegó acompañado del portavoz del Gobierno, Miguel Ángel Vázquez, y del secretario general de la Presidencia, Máximo Díaz Cano que, como ya anticipó este periódico, está llamado a ser pieza clave del futuro Gobierno de Susana Díaz. El manchego ha demostrado su gran experiencia política en esta «operación salida» de su amigo el presidente y acaba de afiliarse en la agrupación Centro de Sevilla. La incógnita es si mantendrá el actual puesto o si llegará a ser consejero. El mayor «morbo» se lo lleva ahora mismo quién será el encargado de Presidencia, es decir el principal apoyo de Susana Díaz para llevar el peso político de la acción gubernamental.

Entre los asistentes al Consejo de ayer había una cierta melancolía, aunque un común reconocimiento de la «generosidad política» de su jefe, cuyo gesto, esperan, será valorado con el tiempo.

Aparte de los cuatro representantes de IU, que repetirán en sus puestos, se espera que la mayoría de los actuales miembros del Ejecutivo socialista no continúen en el cuadro de Susana Díaz.

Planas y Aguayo

Quien seguro que no lo hará, porque anunció su marcha, es Luis Planas. El consejero de Agricultura en funciones, que intentó sin éxito disputar las primarias a la futura presidenta, ha jugado un papel muy activo en las últimas semanas en la relación con el Gobierno central a causa del conflicto de Gibraltar. Ahora se incorporará a su puesto como inspector de Trabajo en Córdoba.

Uno de los principales problemas que tendrá Susana Díaz será sustituir a Carmen Martínez Aguayo, que deja Hacienda y Administraciones Públicas, en parte por cansancio y en parte porque se puso como «escudo humano» en el asunto de los informes de la Intervención cuando era viceconsejera de Economía con Griñán. No sólo por su capacidad y su dominio del complejo mundo de la técnica presupuestaria, más en tiempos de escasez y de coalición, sino también por sus buenas relaciones con el Gobierno de Madrid, que no son fáciles de conseguir.

Por lo demás, las quinielas están disparadas. El día 9 se despejará la incógnita.