Te quiero
Actualizado:Un amigo se ha vuelto a enamorar en plena cincuentena. Me pide ayuda técnica para exponerle a su amada el sentido auténtico de un 'te quiero'. Ahí me veo, cual Cirano de Bergerac, soplándole estas improvisadas razones biolingüísticas.
'Es indudable que la capacidad de engaño de nuestra herramienta verbal se sobredimensiona cuando la empleamos en la seducción', le escribo. 'El neocórtex cerebral es un dispositivo de cortejo para atraer y retener parejas sexuales. Su función evolutiva es estimular a las otras personas y evaluar los intentos de estimulación de los demás. Recientes investigaciones sitúan en el área de Broca del neocórtex el dispositivo de adquisición del lenguaje. También hemos descubierto hace poco el gen FOXP2, un factor de trasmisión cuyas mutaciones en el exón 14 provoca daños irreparables en nuestras facultades verbales.
'Así que para nada debemos fiarnos nunca de lo que decimos o nos dicen en las relaciones de pareja. Quizás nuestros cerebros humanos contengan una versión neurólogica de la cola del pavo real. Y uno de los mensajes que más debemos poner en cuarentena es esa expresión: 'te quiero'.
'En términos exclusivamente lingüísticos, al hilo de las actuales tesis del Proyecto Minimalista de Chomsky, se trata de una expresión que brota de entre los niveles de representación lógico y fonético, a partir de la competencia léxico-sintáctica del sistema computacional de la que se alimentan los sistemas de actuación Articulatorio-Perceptual y Conceptual-Intencional. En fin, un enorme gasto energético neuronal para decir 'te quiero'.
'¿Controlamos conscientemente el uso y el significado de las palabras? ¿Colorea el pavo real voluntariamente las plumas de su cola? Con certeza, no. Quizás sólo seamos la mejor forma que nuestros genes han encontrado para reproducirse, en el sentido en que una gallina sólo es la mejor forma que ha encontrando un huevo de convertirse en otro huevo. En ese juego de la seducción la capacidad verbal del ser humano desempeña un papel fundamental.
'Los homínidos nunca nos encontramos más satisfechos que cuando nos relacionamos que compañeros psicológicamente brillantes, fascinadores, locuaces y entretenidos. Nuestra capacidad lingüística nació de ahí. Nuestra humanidad nació de ahí. De la necesidad de encontrar pareja y, en todo caso, de mantenerla. El 'te quiero' quizás sólo sea, pues, la expresión humana de la cola del pavo real. ¿Hasta qué punto puede fiarse la pava de ella?'