Bowles, el nómada exquisito
El autor de 'El cielo protector' vivió y murió en Tánger y fue de culto para minorías, hasta que la película de Bertolucci globalizó su obra y fama 'Desafío a la identidad' reúne textos inéditos y dispersos del escritor y viajero
MADRID. CATORCE AÑOS DESPUÉS DE LA MUERTE DE PAUL BOWLES (NUEVA YORK, 1910 - TÁNGER, 1999), EL SELLO GALAXIA GUTENBERG RESCATA UN PUÑADO DE TEXTOS INÉDITOS Y DISPERSOS DEL LEGENDARIO NARRADOR ESTADOUNIDENSE. Actualizado: Guardar'Desafío a la identidad. Viajes 1950-1993' desvela algunos secretos de este exquisito nómada que con Salinger y Capote conforma un trío áureo de las letras estadounidenses del siglo XX. La mayoría son textos de viaje publicados en revistas y periódicos, conferencias o escritos que simplemente quedaron inéditos como '17 Quai Voltaire' y el poema autobiográfico en prosa 'Paul Bowles, su vida'. En las librerías en septiembre, es el aperitivo del rescate editorial del singular escritor y músico que supondrá la reedición de las cinco novelas de Bowles, comenzando por 'El cielo protector'.
El largo viaje vital de Bowles acabó en Tánger, la ciudad en la que aquel atractivo, elegante e impenitente nómada recaló huyendo quizás de sí mismo, que sólo abandonó dos veces en medio siglo, y en la que murió con casi 90 años. Fue un escritor de culto para minorías hasta que a principios de los 90 Bernardo Bertolucci se fijó en 'El cielo protector'. La película homónima convirtió al secreto y selecto narrador en un personaje universal, pero Bowles, que aparece en el último plano, jamás perdonó al realizador italiano que se tomara «todo tipo de libertades» y «cambiara todo empeorando la novela».
'Desafío a la identidad' perfila al primer Bowles, vagabundo por Francia, India, Ceilán, Tailandia, Turquía, Kenia, México o Costa Rica, países por los que deambuló antes de hallar acomodo al sur del estrecho de Gibraltar. Con introducción de Paul Theroux, el libro reúne cuarenta originales, entre relatos, artículos, ensayos y diarios relacionados con ese iniciático periplo del joven Bowles que marcó una línea entre el viajero y el turista. «Mientras el turista, por lo general, regresa a casa al cabo de algunos meses o semanas, el viajero, que no pertenece más a un lugar que al siguiente, se desplaza con lentitud durante años de un punto a otro de la tierra (yo añadiría y de su alma). El turista acepta su propia civilización sin cuestionarla y el viajero la compara con las otras y rechaza los aspectos que no le gustan», escribió en 'El cielo protector'.
«No eres un poeta, Paul», le espetó en París Gertrude Stein, que le aconsejo viajar al sur. El joven músico y mediocre poeta se centró en la narración y los viajes, hasta convertirse en el paradigma del nómada en pos de su destino. Casado desde 1937 con la rebelde y atormentada escritora Jane Auer, el excéntrico matrimonio se instala en Tánger en 1947, tras un largo vagabundeo por Asia, Centroamérica y el norte de África. Al permisivo y alocado ambiente del protectorado internacional se sumaba el aliciente de visitar al matrimonio Bowles, extraña y exquisita pareja con apartamentos separados, abierta a todo tipo de relaciones paralelas y de convivencia a menudo atormentada. Jane, un espíritu indómito y excesivo, falleció en Tánger tras años de locura y deterioro y fue enterrada en Málaga en 1973.
Hasta su casa tangerina peregrinaron Tennessee Williams, Truman Capote, William Borroughs y otros 'beat', como Jack Kerouac o Gregory Corso. Allí alumbró Bowles el grueso de su corta obra, en la que brillan sus colecciones de cuentos y las novelas 'Por encima del mundo', 'La casa de la araña' 'Déjala que caiga', 'El cielo protector', o 'La Tierra caliente'. Sting se basó en 'Té en el desierto' para una famosa canción y Miquel Barceló ilustró con acuarelas los cuentos 'Muy lejos de casa'.
Excepcional cuentista
Bowles fue un fantástico descriptor y creador de atmósferas. Abusó a placer de esta capacidad sin hacerla farragosa. Sus novelas, que atrapan, inquietan y apasionan, conforman un universo caleidoscópico en el que chocan lo onírico y lo real. Sus relatos, lo mejor de su obra para muchos críticos, están en colecciones como 'Palabras ingratas', 'El tiempo de la amistad' y 'Cuentos escogidos'. Su extensa autobiografía 'Sin parar. Memorias de un nómada', escrita sencillamente por dinero, la publicó 'Grijalbo'.
Paul Bowles nació el 30 de diciembre de 1910. Su primer interés, tras abandonar la Universidad de Virginia y enfrentarse a su autoritario padre, fue la música. Se formó con Aaron Coopland, tras musicar en Broadway algunas piezas de su amigo Tennessee Williams. La literatura no era entonces ni una posibilidad. Desde París, donde estudiaba con Nadine Boulanger, viajó a Granada enlos 30 para visitar a Manuel de Falla, músico por el que siempre sintió devoción. En la década de los 40 escribió bandas sonoras para el cine, fue crítico musical del Herald Tribune y puso música a un libreto de Federico García Lorca, 'The wind's remains the same'.
Mientras que el reconocimiento de su obra narrativa creció como la espuma a finales del siglo XX, su música no superó jamás los circuitos especializados. Bowles escribió dos óperas, partituras para obras y películas de Orson Welles, Tennessee Williams o William Saroyan. Su lenguaje musical bebe del jazz, y de los aires y ritmos étnicos mexicanos y marroquíes, herencia de su larga estancia africana y sus interminables viajes por el norte del continente africano recopilando ancestrales músicas, relatos y rituales.