Griñán, en un momento de la entrevista en su despacho de presidente de la Junta de Andalucía. :: JOSÉ ANTONIO GARCÍA CORDERO
ESPAÑA

«Renuncio porque no quiero que ningún escándalo salpique a Andalucía ni a la Junta»

«Al ciudadano no le importa que nosotros queramos hundir a Rajoy y ellos a Rubalcaba; lo que le importa es encontrar trabajo» José Antonio Griñán Presidente de la Junta de Andalucía

SEVILLA. Actualizado: Guardar
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Este martes dimite como presidente del Gobierno andaluz y quedará en funciones hasta que el 9 de septiembre tome posesión el Ejecutivo de Susana Díaz. En esta entrevista José Antonio Griñán confiesa que se va porque no quiere, en evidente alusión al caso de los ERE fraudulentos, que «ningún escándalo salpique a Andalucía ni a la Junta».

-El 29 de junio declaró: «No está en mi pensamiento irme antes de agotar la legislatura». El 23 de julio anunció su marcha. ¿Qué pasó?

-En el último año se ha producido un deterioro de la política. Las encuestas dicen que la gente está cansada de la política y los políticos. Por razones personales y familiares, que no voy a comentar, sabía que no podía seguir más tiempo. Luego, razones políticas me obligan a pensar que hay que hacer un cambio y ese cambio yo no lo podía protagonizar.

-¿Tiene sentimiento de fracaso?

-De fin de ciclo y de tiempo. Llevamos 31 años de autonomía. Hemos tenido cuatro presidentes de la Junta. Los cuatro nacimos a mediados de los años 40, entre 1944 y 1947. Nosotros somos inmigrantes en una realidad nueva. No hace tanto yo escribía con papel carbón y hoy todo es digital. Frente al principio de estabilidad de mi generación, ahora hay que defender el principio del cambio, y ese cambio yo no podía protagonizarlo.

-Perdone, pero hay una incredulidad general hacia sus razones.

-Si no hacemos un cambio rápido vamos a tener problemas, el PSOE, el PP y la democracia. Ese cambio tiene que hacerlo las generaciones hegemónicas ahora. En segundo lugar, en este deterioro de la política los escándalos de corrupción han influido. Llevo 43 años de servicio público. Se me ha escudriñado hasta el último dato y todo el mundo sabe qué he hecho, cómo he vivido. A pesar de eso he podido leer en los últimos meses cosas terribles que no coinciden con quien yo soy. Esto no solo hace daño a Pepe Griñán, sino a Andalucía y a la Junta de Andalucía. Entre el daño que me puedan hacer a mí y el daño a Andalucía, elijo el daño que me puedan hacer a mí, y por lo tanto no quiero que ningún escándalo salpique a la Junta y a Andalucía. Y renuncio.

-Reconoce, pues, el desgaste por el escándalo de los ERE.

-Sin duda, y quién ha dicho que no, siempre lo he admitido. Es injusto y no tengo por qué aguantar por defender a Pepe Griñán, lo que quiero es defender a Andalucía y quien mejor puede hacerlo es quien me va a sustituir. Yo soy mucho menos importante. Hace falta cambio. He sido sincero y espero que la mayoría lo comprenda porque nada de lo que he hecho ha sido en mi beneficio. Pero sorprende que quien pedía mi dimisión ahora hable de huída.

-¿A qué va a dedicar ahora el tiempo libre?

-No quiero amenazar, pero he vuelto a escribir. Una crónica sentimental en la que recupero a mi padre, mis recuerdos de infancia, de juventud, también del partido, de personas. No es un ajuste de cuentas ni una autobiografía, sino momentos.

Senador

-¿Qué papel piensa jugar como senador?

-Como presidente del PSOE debo tener acomodo parlamentario.

-¿Quiere marcar el camino a su partido ante la conferencia política? Primarias, relevo generacional.

-Ojalá fuera la misma situación que aquí y en España hubiera que hacer un cambio institucional. En Madrid no gobernamos.

-Es presidente del partido, su voz es escuchada y más en un momento tan complejo.

-El presidente del partido en este momento juega a la estabilidad de la ejecutiva federal.

-¿En su retirada está implícito el mensaje de que la vieja guardia debe irse?

-Eso no lo voy a decidir yo. Aquí sí he podido hacerlo porque era el presidente de la Junta. Cuando en España haya elecciones será el partido quien lo decida en primarias.

-¿Qué postura llevará a la conferencia política de otoño del PSOE?

-Va a ser un debate de ideas y modelos. Siempre hemos apoyado la estabilidad del partido. Las políticas tienen que cambiar y ahí hemos de emplearnos a fondo para saber que hay que renovar los valores históricos. El mundo es diferente, los problemas no son los mismos y no podemos seguir diciendo lo mismo. Para mí generación lo importante era dar estabilidad al país; ahora lo importante es saber qué cambios necesita el país.

-¿Qué tipo de cambios?

-Mi opinión es que como subordinemos la salida de la crisis a la ampliación de las desigualdades no vamos a avanzar sino a retroceder.

-El PSOE no remonta en las encuestas, pese al daño del caso Bárcenas para el PP. ¿Cree que la estrategia de su partido es correcta?

-Lo que las encuestas dicen es que la gente esta enfadada. Los políticos fracasamos cuando entendemos que la política es solo la lucha por el poder. Nos esforzamos en deteriorar al adversario y al ciudadano no le importa que nosotros queramos hundir a Rajoy o ellos a Rubalcaba. Lo que le importa es encontrar trabajo. El problema es que la lucha por el poder se ha hecho obscena. La política ahora consiste en quitar el crédito al adversario, no ganar el crédito propio. Por eso la gente no cree en la política. A mí Bárcenas me da lo mismo. Lo que me preocupa es que la gente confíe en sus políticos porque son capaces de sacar a España de la crisis.

-¿Cree que Rubalcaba se presentará a las primarias? ¿Y si no lo va a hacer lo anunciará en la conferencia política?

-Creo que está esperando el momento y como es una estrategia personal yo no voy a entrar. Probablemente habrá varios candidatos. En la conferencia hemos de facilitar las primarias. A lo mejor hay que modificar el reglamento, bajar el número de avales o lo que sea.

-¿Irá Andalucía con un candidato?

-Yo no me voy a presentar.

-¿Respaldará de nuevo a Chacón?

-Cuando se presente y me diga qué pretende hacer se lo diré.

-¿Es posible un congreso federal extraordinario?

-No me gustaría. La estabilidad de la ejecutiva es esencial.