Hosni Mubarak fue escoltado por un grupo de soldados y sanitarios a su llegada al hospital militar de Maadi, en El Cairo. :: STRINGER/REUTERS
MUNDO

Mubarak abandona la cárcel

El exdictador cumple su pena en un hospital, mientras el Gobierno egipcio mantiene el cerco a los islamistas

EL CAIRO. Actualizado: Guardar
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Los vendedores ambulantes de propaganda revolucionaria han vuelto a las calles del centro de El Cairo. Ahmed ordena los retratos de Gamal Abdel Naser, Anwar el-Sadat y Abdel Fatah el-Sisi en su pequeña mesa de la calle Talaat Harb, una de las principales arterias comerciales de una capital hoy desconocida por el toque de queda. «Mañana espero tener ya listos los de Hosni Mubarak», asegura. Es el único general que le falta de los últimos jefes del Ejército que han marcado la historia reciente de Egipto, un Mubarak que ya ha pasado su primera noche fuera de prisión.

Un tribunal penal del norte de El Cairo ordenó el miércoles la puesta en libertad provisional del antiguo 'rais' al haber superado el plazo máximo para seguir en prisión preventiva y ayer, pasadas las tres de la tarde, la Fiscalía dio la luz verde definitiva. Menos de una hora después, Mubarak salió de la cárcel de Tora en un helicóptero medicalizado. Para intentar amortiguar las repercusiones de una decisión de tal magnitud el primer ministro, Hazem Beblaui, emitió un decreto hace un par de días para poner al exdictador, de 85 años, bajo arresto domiciliario «en el marco del estado de emergencia» que rige en el país a raíz de los últimos acontecimientos.

La primera parada del expresidente fue el hospital militar de Maadi, donde quedará ingresado «a petición propia», reveló el responsable del departamento de prisiones del Ministerio del Interior, Mustafá Baz, a la agencia oficial egipcia Mena. Las investigaciones que siguen abiertas por los casos que tiene aún en su contra -muerte de manifestantes en la revolución de 2011, desvío de fondos públicos para sus mansiones particulares y por enriquecimiento ilícito y daño premeditado a los fondos públicos vinculados con la venta de gas a Israel- impedirán a Mubarak abandonar Egipto y su fortuna deberá permanecer bloqueada.

Movimientos que apoyaron las manifestaciones del 30 de junio y que ahora trabajan codo con codo con los militares para intentar sacar adelante la hoja de ruta post Mursi como Tamarrod (Rebelde) no pasaron por alto la decisión de la Justicia sobre Mubarak. Ahmed Ab Drabo, miembro del grupo, acusa de la excarcelación a «aquellos que durante el último año no fueron capaces de presentar las pruebas suficientes para su condena». Un ataque directo al Gobierno de Mohamed Mursi que, como al igual que la junta militar que lideró la transición, no fueron capaces en dos años y medio de acelerar los procesos abiertos contra el exdictador. «Ahora es momento para la unidad, toca estar con el Ejército para hacer frente al terrorismo de la Cofradía. Cuando pase este momento de inseguridad en las calles ya tendremos tiempo de protestar por el tema Mubarak», piensa Ahmed Ab Drabo.

Casos de tortura

Desde las filas del Partido de la Libertad y la Justicia (PLJ), brazo político de los Hermanos Musulmanes en pleno proceso de ilegalización, el analista internacional Islam Abdel Rahman recibió la noticia «sin sobresaltos». «Egipto está pagando el precio de vivir bajo la Justicia y el Ejército de Mubarak, que no en vano fue el jefe de la junta militar que dirige el país desde el 3 de julio. Esto prueba que mienten los que dicen que la movilización del 30 de junio fue la continuación de la revolución de 2011», sostiene. La decisión también provocó el «descontento» de la Organización Egipcia de Derechos Humanos, que presentó una nueva denuncia ante la Fiscalía General contra el Mubarak para que se investiguen los casos de tortura perpetrados durante sus tres décadas al frente del país.

La excarcelación de Mubarak se produce en medio de una oleada de represión contra los Hermanos Musulmanes tras el brutal desalojo de sus acampadas en El Cairo el pasado día 14. La Hermandad llamó a una 'Semana de la Ira', pero las fuerzas de seguridad han ganado la partida a los islamistas en las calles y estos apenas han tenido capacidad de movilizar a sus masas. Más de 900 personas han perdido la vida en enfrentamientos en este periodo y hay miles de detenidos, una estrategia que ha recibido la denuncia de la comunidad internacional y por la que organismos como la Unión Europea ha decidido congelar la venta de armas al país árabe.

Los servicios de inteligencia mantienen una redada a nivel nacional -el último en ingresar en prisión ha sido el portavoz Ahmed Aref, llevado a Tora donde está también el Al-Morshed (Guía) del grupo, Mohamed Badie- con el objetivo de neutralizar a los líderes locales de la Hermandad que se juegan mucho en lo que han bautizado como «el viernes de los mártires». De la respuesta en las calles saldrá la estrategia a seguir para hacer frente a las autoridades interinas, a las que califican de «golpistas» y con las que parece imposible llegar a un acuerdo dialogado.