Diez años sin Malena
Emperatriz del cine y la copla, atravesó con descaro y talento el siglo XX y dio calabazas al führer, a Marlene Dietrich y al mítico Carlos Gardel Imperio Argentina fue la primera gran estrella global española
MADRID.Actualizado:Desparpajo y talento jalonaron la carrera de Imperio Argentina. Con el mismo descaro que esquivó los requiebros de Hilter, Goebbels y Marlene Dietrich, rodó las versiones alemanas de las castizas películas que la convirtieron en una estrella. Arrasó en la España republicana y su popularidad fue global medio siglo antes de que se acuñara el término. Capaz de encandilar a aquella negra, triste y dolorida España con filmes de copla y faralaes, convenció fuera codeándose con Maurice Chevalier y midiéndose con el mismísimo Carlos Gardel, a quien también diría nones.
Con menos poderío vocal que Concha Piquer, Pastora Imperio y otras grandes del género y un limitado registro interpretativo, fue la primera gran estrella que el cine ibérico facturó al mundo. Triunfó mucho antes de que Sara Montiel, Penélope Cruz, -que para su disgusto se metió en su piel a las órdenes de Trueba-, Antonio Banderas o Paz Vega soñaran con sus éxitos. Se cumplen hoy diez años de la muerte de Margarita Nile del Rio, Malena para los suyos y emperatriz de la farándula, diminuta mujer de armas tomar, de mirada y sonrisa seductoras, que hasta sus últimas horas derrochó ingenio, coquetería y salero.
La primera gran dama del cine español nació en el bonaerense barrio de San Telmo el 26 de enero de 1906, durante una gira de sus padres, el guitarrista llanito Antonio Nile y la actriz malagueña Rosario del Río.
Debutó en un teatro porteño, al calor de la familia y con solo doce años. Pastora Imperio la amadrinó y bautizó como la 'Petite Imperio'. El dramaturgo y premio Nobel Francisco Benavente la rebautizó como Imperio Argentina por el parecido de su voz con las de Pastora Imperio y Antonia Mercé, 'La Argentina'.
Tras años de gira por cafés argentinos, llegó a España para estudiar danza con Ana Pavlova. Se presentó en el Teatro Romea de Madrid en 1924 y triunfó con tangos arrabaleros, valses criollos y habaneras.
Florián Rey la descubrió para el cine y la catapultó al éxito en 1927 con 'La hermana San Sulpicio', película muda que volvería a protagonizar al llegar el cine sonoro. El cineasta fue su primer marido y la dirigió en exitazos como 'Nobleza baturra' o 'Morena Clara', que hicieron de la joven actriz la estrella del cine más rutilante y taquillera de los años previos a la incivil guerra española.
El éxito le franqueó una andadura europea que comenzó en París. Paramount apostó por ella para dar la réplica al mítico Carlos Gardel en 'La casa es seria' y 'Melodía de arrabal', su pasaporte al estrellato en las pantallas americanas. «Trató de llevarme al huerto y me tiro los tejos», explicaría años después negando la presunta homosexualidad de Gardel.
Intervino en 22 películas, con títulos como 'Los claveles de Virginia', 'Los majos de Cádiz' y 'Café cantante' o 'Corazones sin rumbo', filmada en Alemania. En 1938 rodó en Berlín una versión de la 'Carmen de Triana'. La llamó el jefe de propaganda de Adolf Hitler. El führer quedó fascinado con la joven actriz, aunque ella siempre negó cualquier relación sentimental con el dictador alemán. «Si Hitler me hubiera gustado, también me habría ido a la cama con él», dejó escrito en su memorias, 'Malena Clara'. Alterno con la Dieterich y dejó Berlín tras la violenta noche de los cristales rotos y el suicido de dos amigos.
En los años 40 rodó a las órdenes de Benito Perojo 'Goyescas', 'Bambú', 'Los majos de Cádiz' y 'Lo que fue de la Dolores'. Aunque en los 50 decayó su actividad cinematográfica, no desmayó como cantante y triunfó en 1952 en el Carnegie Hall de Nueva York, escenario que solo había acogido antes otra gran voz de la canción española, Raquel Meyer. Grabó coplas míticas como 'El día que nací yo', 'Falsa moneda' y 'Échale guindas al pavo'.
Roto su matrimonio con Florián Rey, Malena volvió decepcionada a España y mantuvo una relación sentimental con Rafael Rivelles, su verdadero amor con quien no sé casó. Si lo hizo con el Conde de Cabezuelas, Ramón Baíllo Pérez-Cabellos, estafador del que pronto se separó.
La tragedia sacudiría su vida con el suicidio de su hijo Florián, quien abrió la llave de gas abrumado por el desamor. Le quedaba una hija, Alejandra, pero también murió joven víctima de sus adicciones. El trabajo fue su asidero y nunca se despidió de los escenarios. En los 60 rodó 'Ama Rosa' de León Klimovsky y 'Viento solano' a las órdenes de Mario Camús.
Tras un largo silencio, rodó en los 80 'Tata mía' con José Luis Borau, y 'El polizón de Ulises' con Javier Aguirre. No volvería a colocarse ante una cámara y desde finales de los ochenta se mantuvo alejada de los focos en su refugio de Benalmádena donde murió el 22 de agosto de 2003.