Sentencia salomónica para Manning
La jueza militar condena a 35 años de cárcel al soldado que filtró información confidencial a Wikileaks, la mitad de lo que pedía el Gobierno
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarEl Gobierno quería una sentencia contundente de 60 años con la que mandar un mensaje de escarnio público. La defensa pedía una ligera que permitiera rehacer su vida a un joven idealista desencantado con la guerra y los juegos sucios de su país. La jueza militar coronel Denise Lind seguramente cree haber sido salomónica: 35 años de prisión para Bradley Manning, que si la cumple entera tendrá 56 cuando salga. Con todo, es la condena más alta que se le haya impuesto nunca a alguien por filtrar información a la prensa, aunque haya sido juzgado de acuerdo a la Ley de Espionaje. «Un día triste» para las asociaciones de libertades civiles y derechos humanos, han dicho éstas.
«Un sistema legal que no distingue entre las filtraciones a la prensa en interés público y la traición al país no sólo producirá resultados injustos, sino que privará al público de información crítica necesaria para que el sistema democrático rinda cuentas», dijo en un comunicado Ben Wizner, director del Proyecto de Tecnología y Libertad de Expresión de la Unión de Libertades Civiles Americanas. «Este es un día triste para Bradley Manning pero también para todos los estadounidenses que dependen de informantes y de la prensa libre para que se de un debate público plenamente informado».
Algunos veían ayer la sentencia como una victoria para Manning, dado que podía haber sido condenado hasta a 90 años de prisión, pero entre esos no se encontraba el abogado del propio Manning, que no daba crédito a que el joven de 25 años vaya pasar los próximos 35 en una prisión militar, «como si hubiera cometido un asesinato», dijo David Coombs. La sentencia le obliga a cumplir al menos un tercio de la condena antes de poder solicitar la libertad condicional, lo que ocurrirá dentro de ocho años, gracias al tiempo que ya ha servido desde su detención. Sin embargo, el Gobierno ha dejado claro que hará todo lo que esté en su mano para que la cumpla íntegramente.
«¡Gracias, Bradley, eres nuestro héroe! ¡Seguiremos luchando por ti!», le gritaban sus seguidores a las puertas de la sala de Fort Meade en la que ha sido juzgado. Y así, tan pronto como terminaba su proceso, comenzaba la campaña para obtener su perdón. Miles de personas marcharon anoche hasta la Casa Blanca para pedir que sea exonerado. Un perdón que sin duda el presidente Barack Obama no está dispuesto a conceder, tras haber mostrado su desprecio por éste y todos los informantes que comparten con el público los secretos de gobierno.
Sistema injusto
De hecho, durante su mandato se ha perseguido legalmente a más informantes que en todos los gobiernos anteriores juntos. Obama es igual de inflexible con jóvenes románticos como Manning, que buscan cambiar un sistema injusto, que con los altos mandos militares que comparten informaciones con sus fuentes más veteranas. Y en el caso de Edward Snowden no ha vacilado en remover cielo y tierra e incluso poner en peligro sus relaciones internacionales para hacerle pagar por su atrevimiento.
Manning, un joven con trastornos de identidad sexual que pronto se desencantó del Ejército tras ver en Irak los desmanes que cometían sus compañeros, se ha hecho duro en los casi 1.300 días que lleva en prisión, gran parte en aislamiento y condiciones de tortura. Ayer, a través de su abogado, prometió que no doblegarán su espíritu. «Está bien, no llores», le dijo. «Sé que has hecho por mí todo lo que podías. Esto es sólo una etapa de mi vida. Saldré adelante. Me recuperaré».