Las banderas
Actualizado: GuardarNo, no piensen que voy a hablar de ese establecimiento hostelero que se ubicaba en la esquina de la calle San Pablo con Callejones, regentado por los hermanos Díaz, y que durante décadas hizo las delicias de viñeros y foráneos. El asunto es algo menos prosaico, pero seguro que más importante.
Dos son los elementos simbólicos que definen y singularizan a un país, su himno nacional y su bandera. Sus límites fronterizos son algo más complejos. A veces es la propia naturaleza la que los marca. El cauce de un río, una cordillera, un valle, un lago, o es incluso la orilla del ancho océano o un diminuto mar interior. En otras ocasiones debemos recurrir a artificios legales de derecho internacional, en los que casi siempre el más poderoso pone los límites a su antojo. Esa artificiosa línea fronteriza recuerda con pavor las manchas de sangre de los contendientes de ambos lados de la marca. Para los que viven a un lado y al otro, la vida diaria es algo más normal, no entienden de tratados internacionales, y por más que miran nunca han visto esa ‘Línea’ que dice lo que es de aquí y lo que es foráneo.
Nuestra provincia hasta para eso es especial. En ella cada mañana se izan tres banderas distintas, y no sólo resuenan los sones de nuestro ‘aletrado’ himno nacional, sino que con resignación son escuchados los acordes del ‘Dios salve a la Reina’ y del ‘Barras y Estrellas’.
Se han cumplido 300 años del Tratado de Utrecht, persistiendo sobre La Roca una soberanía dieciochesca. Lo que fue un enclave fundamental de estrategia militar sin precedentes a la entrada del mar Mediterráneo se ha convertido en un asentamiento de filibusteros tecnológicos de siglo XXI. Fraude fiscal, blanqueo de capitales, contrabando de tabaco rubio a gran escala y de otros tóxicos no legales, empresas de juego on-line cuasi ilícito, maniobras ilegítimas con tintes de provocación de infracciones medioambientales severas, son sólo algunas de las transgresiones que se ejercitan con descaro.
Al norte de la Bahía de Cádiz, el territorio ‘Made in Usa’ tiene más connotaciones de alquiler estratégico militar, pero con las mismas condiciones de usurpación del territorio nacional.
Como serpiente de verano el tema Gibraltar es recurrente, al margen de la opinión de llanitos y piojosos que conviven con su peculiar forma de entender una frontera ficticia. En un ataque de integridad Cameron apela a observadores internacionales para que ratifiquen las barbaries que desde hace años se vienen allí desarrollando por parte del gobierno gibraltareño con la aquiescencia del Reino Unido y la pasividad de las autoridades españolas.
Lo único que falta es que Bárcenas declare ante el juez Ruz que también tiene una cuenta en Gibraltar, entonces la noticia del verano sería completa. Lo de aquí y lo de allí en un solo titular, a página completa.