La violencia eclipsa la hoja de ruta egipcia
La acción se produce horas después de la muerte de 36 presos islamistas en el ataque al furgón que los trasladaba de cárcel en El Cairo
Actualizado:La violencia marca la agenda de la transición en Egipto. Los militares tratan de imponer su hoja de ruta, pero lo tienen complicado en un país que se acostó el domingo con la muerte en extrañas circunstancias de 37 seguidores de Mohamed Mursi detenidos cuando eran trasladados a una cárcel del norte de la capital y despertó con el atentado que costó la vida a 24 policías en el norte del Sinaí. A la sangre en las calles hay que sumar la reaparición en escena del expresidente Hosni Mubarak, cuya liberación fue ordenada por las autoridades egipcias después de que se haya superado el plazo de prisión preventiva en un caso de corrupción, según recogió 'The New York Times'. Sobre Mubarak pesan aún otras acusaciones además de la de corrupción, así que pese a las palabras de su abogado anunciando su puesta en libertad antes de finales de semana, la Justicia puede mantenerle bajo arresto. La otra cara de la moneda en los tribunales egipcios fue Mohamed Mursi, a quien decidieron ampliarle el plazo de detención otros quince días para investigar su vinculación con los altercados de diciembre de 2012 a las puertas del palacio presidencial.
En las calles de El Cairo el ciudadano de a pie quiere respirar, sacar la cabeza y mirar hacia adelante, pero la realidad se lo impide. La única nota de liberación que sintieron ayer fue la reapertura al tráfico de la plaza Tahrir, lo que sirvió para descongestionar el caos circulatorio en el centro de la urbe. Los automóviles se escurrían por los huecos abiertos por los blindados de los tanques, mientras algunos jóvenes seguían el torrente de coches desde lo alto de sus máquinas de guerra.
En las cafeterías las televisiones a todo volumen ofrecían los resultados de la investigación de la Fiscalía que asegura que la muerte de 36 presos islamistas cuando eran trasladados a una cárcel al norte de El Cairo se produjo «por la asfixia causada por la inhalación de gases lacrimógenos». Los medios oficiales revelaron una investigación que apunta a que se produjo un motín durante el traslado. Al dirigirse un agente al vehículo para comprobar lo que sucedía, fue secuestrado y cuando las fuerzas de seguridad intentaron liberar a su colega, lanzaron gases lacrimógenos, que supuestamente causaron la muerte de los reos. Los Hermanos Musulmanes negaron la muerte por asfixia y acusaron a la Policía de haberlos torturado y posteriormente prendido fuego para borrar las señales, según la rueda de prensa del Frente de Defensa de los Detenidos, que denunció que las familias no pueden recuperar sus cuerpos si no firman un papel en el que digan que han muertos asfixiados.
Emboscada en el Sinaí
Los seguidores de Mursi lloran a sus muertos y las familias de los 24 policías caídos en el norte del Sinaí a los suyos. Un grupo extremista emboscó a los microbuses de los agentes y tras obligarles a bajar les ejecutó en la cuneta de la carretera que va al paso fronterizo de Rafah, que une Egipto con Gaza y que las autoridades interinas ordenaron cerrar. Aunque los problemas vienen de muy atrás, desde la caída de Mursi la inestabilidad ha crecido en el Sinaí y al menos 73 miembros de las fuerzas de seguridad han perdido la vida en unos ataques que las autoridades interinas vinculan a grupos próximos a la Cofradía.
Islam Abdel Rahman, analista del comité de asuntos externos del Partido Justicia y Libertad (PJL), brazo político de los Hermanos Musulmanes que ganó las últimas elecciones generales, opina que «se trata de un problema crónico desde tiempos de Mubarak, pero tras el golpe, la mentalidad del nuevo régimen y su forma de tratar a la gente de la zona han complicado las cosas. Los habitantes del Sinaí se sienten oprimidos por las autoridades, es cierto, pero también lo es que al Ejército le vienen bien esos problemas alejados de El Cairo para justificar su 'guerra contra el terror' y desviar la atención de sus atrocidades».
A la espera de lo que pueda deparar la reunión de urgencia de los 28 ministros de Exteriores de la Unión Europea para tratar la revisión de relaciones del bloque con el país árabe, el ministro de Exteriores saudí, Saud al-Faisal, advirtió a «quienes han anunciado que cesarán su ayuda a Egipto o están esgrimiendo esta amenaza» que las «naciones árabes y musulmanes son generosas con su pueblo». Por este motivo, «no faltará gente ni recursos ni dudaremos en echar una mano a Egipto», añadió el dirigente saudí en declaraciones a la agencia oficial SPA. Riad ocupa el hueco dejado por Doha, aliado natural de los Hermanos Musulmanes, y las autoridades egipcias saben que cuentan con el apoyo de la monarquía saudí para hacer frente a las posibles sanciones internacionales por el uso desproporcionado de la fuerza por parte del Ejército y la Policía.
es el balance de fallecidos tras el desalojo de las acampadas islamistas el pasado miércoles
es el número de miembros de los Hermanos Musulmanes a los que la Fiscalía ha ordenado detener