La UE ultima medidas de presión para forzar un diálogo nacional en Egipto

La UE busca fórmulas para forzar una negociación política en Egipto. Los Veintiocho ultiman un conjunto de medidas de presión concebidas para que el Gobierno interino y los Hermanos Mulsumanes abran un diálogo nacional. Las opciones que se estudian incluyen un embargo de armas y la suspensión del plan de ayudas de 5.000 millones aprobado el año pasado para respaldar la transición democrática en el país. Aunque los socios se habían conjurado para «revisar de forma urgente» la relaciones con El Cairo, no está claro hasta dónde llegarán las posibles decisiones. Algunos integrantes del bloque temen que la paralización del dinero comprometido castigue más a la población que al propio Ejército.

Los ministros de Exteriores de la Unión se reunirán mañana de forma extraordinaria para acordar las medidas de presión. En un primer intento por acercar posturas, los embajadores de los distintos países en las instituciones comunitarias celebraron ayer un encuentro en Bruselas. Al final de la cita, el representante europeo para el Mediterráneo Sur, Bernardino León, explicó que siguen convencidos de la viabilidad de una «solución política». A su juicio, el diálogo es la única opción realista porque «poniendo muertos sobre la mesa no se va a llegar a ninguna parte» y responsabilizó en gran medida de la actual situación al Gobierno interino y al Ejército, pero recordó que la oleada de violencia procede de «ambas partes».

Miembro del equipo de Catherine Ashton, alta representante para la Política Exterior, León precisó que trabajan en un listado de medidas que se presentarán a los titulares de Exteriores. «Serán ellos los que tengan la última palabra, pero la decisión que se tome tratará de mantener los canales abiertos e identificar a la UE como un actor positivo», indicó. Pese a la apuesta por el diálogo, la relación de posibles decisiones no descarta el embargo de armas o la paralización de las multimillonarias ayudas prometidas. También se sopesan restricciones en un amplio acuerdo suscrito hace más de diez años que permite el libre comercio de productos industriales y concesiones especiales en agricultura.

Respaldo de Arabia Saudí

Angela Merkel se ha destacado como una líderes más contundentes a la hora de intentar frenar la mortífera escalada. Su Gobierno estudia la posibilidad de detener la exportación de armas para dejar claro que «la violencia no es aceptable». Austria, por su parte, considera más eficaz retirar temporalmente las ayudas acordadas.

«Los 5.000 millones deberían congelarse hasta que se vuelva a un proceso democrático», remarcó Michael Spindelegger, jefe de la diplomacia de Viena. Francia también ha reconocido que en materia de financiación resulta clave explorar todas las opciones. «Lo que es evidente es que debemos acabar con el baño de sangre cuanto antes e impulsar un diálogo dentro del país», subrayó Laurent Fabius, titular de Exteriores galo. El problema de paralizar las ayudas es el escaso impacto que podría tener. Al parecer, la mayor parte de ellas ya se habían suspendido en los últimos meses ante la falta de avances democráticos.

Además, Arabia Saudí ha anunciado que está dispuesta a poner de su bolsillo más dinero si la UE se retira. El primer productor mundial de petróleo se ha convertido en uno de los principales defensores del Gobierno interino, al que considera legítimo por las multitudinarias protestas que precedieron el derrocamiento de Mohamed Mursi. En colaboración con Kuwait y Emiratos Árabes, Riad ha ofrecido un paquete de 9.000 millones a El Cairo. La UE, que evitó cargar contra la destitución del líder de los Hermanos Musulmanes, ha endurecido su postura progresivamente.