Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Dos niños somalíes caminan en un campo de refugiados atendido por Médicos Sin Fronteras. : : T. K. / AFP
Sociedad

El personal humanitario se convierte en objetivo

En 2012 se registraron 921 ataques en 22 países, según la Cruz Roja que conmemora el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria La violencia contra los cooperantes en las zonas de conflicto se ha incrementado en los últimos años

Actualizado:

Hasta las guerras tienen sus normas. Y una de ellas, amparada por la legislación internacional, garantiza a los heridos en un conflicto, sean civiles o combatientes, el derecho a recibir asistencia médica. Sin embargo, lejos de respetarse, el personal sanitario se ha convertido en un objetivo cada vez más recurrente para los grupos armados en todo el mundo. La retirada de Médicos Sin Fronteras de Somalia por los continuos ataques es el último ejemplo de la represión a la que también son sometidos los cooperantes y el personal humanitario. Estas organizaciones alertan, con motivo del Día Mundial de la Asistencia Humanitaria que se celebra hoy, del peligro que supone para la población en zonas de conflicto quedar abandonadas por la imposibilidad de recibir ningún tipo de asistencia y ayuda.

Un informe de la Cruz Roja Internacional contabilizó 921 ataques al personal e instalaciones de salud en 22 países solo en 2012. Entre este millar de incidentes hubo amenazas, matanzas y secuestros de cooperantes. Sin embargo, desde el organismo insisten en que tan solo se trata de la punta del iceberg. «No se notifica la mayoría de los incidentes, como tampoco las consecuencias que tienen para quienes dependen de los servicios de una clínica local, una comadrona o una ambulancia», explica Pierre Gentile, jefe del proyecto del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). En dicho informe alertan de que estas agresiones impiden la asistencia médica a millones de personas justo cuando más lo necesitan.

«La asistencia sanitaria está en peligro. Hay problemas de acceso a los servicios sanitarios en zonas de conflicto. Y los que sufren más esta violencia son los trabajadores locales», explica María Alcázar, directora del área internacional de Cruz Roja España. Según los datos de esta institución la mayor parte de los ataques, hasta el 91%, van dirigidos contra instalaciones sanitarias locales. Así ocurrió en 2009 con un atentado en Mogadiscio -capital de Somalia- en el acto de graduación de la segunda promoción de médicos de la ciudad. Esta violencia, además de provocar numerosas víctimas inocentes, tiene una grave consecuencia a largo plazo al impedir el desarrollo de un servicio asistencial propio en estos países. Además, los problemas de acceso del personal sanitario perjudica la labor de prevención en estas regiones, como por ejemplo las campañas de vacunación, condenando a millones de personas, especialmente a niños, a padecer enfermedades.

Todas las personas en conflicto tienen derecho a la asistencia sanitaria ya sean combatientes o civiles, según recogen los Convenios de Ginebra. Sin embargo, Alcázar atribuye el aumento de los ataques a los cooperantes al «desconocimiento del derecho internacional» por parte de las partes enfrentadas. Este incumplimiento no solo se produce por parte de las milicias o guerrillas, sino que desde los propios gobiernos se dificulta su acceso a los lugares de los enfrentamientos. Otro motivo que ha convertido a estos cooperantes en blanco de los grupos armados tiene que ver con el «uso indebido» de los emblemas de las organizaciones humanitarias, que en algunos casos han servido como escudo protector para actividades ilícitas como el abastecimiento de armas. «Estas prácticas generan desconfianza ya que las organizaciones humanitarias no entendemos de bandos», insiste Alcázar.

Más seguridad

Debido a esta escalada de la violencia los cooperantes han reforzado los protocolos de seguridad. «Hay que informar de todos los movimientos y desplazamientos. Evitar el paso por algunas regiones o limitar la presencia a determinadas horas en otras zonas», confiesa Alcázar. En casos extremos es necesaria la evacuación. «Es la decisión más difícil de tomar para una organización, pero a veces no queda más remedio», lamenta la responsable de Cruz Roja.

Precisamente, los problemas de seguridad y el aumento de los ataques contra su personal ha provocado que Médicos Sin Fronteras (MSF) decida retirarse de Somalia al no tener «las mínimas garantías de seguridad para mantener los programas de ayuda» en el país -que se encuentra inmerso en una guerra civil desde 1991- y ante la «tolerancia y el apoyo otorgados por grupos armados y líderes civiles a los ataques contra los equipos de MSF». La organización se ha encontrado constantemente en un contexto de brutalidad, en el que, en total, 16 de sus trabajadores han sido asesinados y varios de sus voluntarios secuestrados, como el caso de dos cooperantes españolas Blanca Thiebaut y Montserrat Serra, capturadas en Kenia y retenidas en Somalia durante 21 meses. Además, se han producido decenas de ataques contra su personal, ambulancias e instalaciones sanitarias.

Otro de los lugares donde estos organismos encuentran mayores dificultades para trabajar actualmente es Siria. De hecho, la labor humanitaria de la Media Luna Roja le ha costado la vida a cien de sus voluntarios en los más de dos años de guerra civil. La situación en Siria lejos de mejorar se está enquistando y la Media Luna Roja es la única organización con acceso a gran parte del territorio, aunque no a todo.

Pero la lista de regiones en las que la actividad humanitaria se ha convertido en un peligro es más amplia. En zonas de Oriente Medio hospitales enteros han quedado destruidos mientras el personal hospitalario y los pacientes son víctimas de atentados. Según Cruz Roja Internacional en países de sudamérica hay comunidades enteras faltas de atención médica porque el personal de salud se ha visto obligado a abandonar sus comunidades, tras ser objeto de intimidaciones y presión. Y en el África subsahariana fallecen miles de niños por enfermedades que se hubiesen podido prevenir si los conflictos armados no hubieran dejado a miles de personas sin acceso a servicios médicos.