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Alerta ante el aumento de las especies invasoras en la Península

El picudo rojo, la cotorra argentina, el mosquito tigre, las avispas asiática y americana o la supella longipalpa amenazan la biodiversidad española

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Hace 500 años nadie se planteaba el peligro que suponía para el medio ambiente llevar en los barco animales de un continente a otro. De esta manera, perros, ratas, culebras, pájaros o insectos llegaron a lugares del planeta donde no existían. Hoy en día, las especies invasoras son plagas que sobrepasan fronteras y representan un grave problema medioambiental y sanitario.

Entre los últimos 'invitados' en llegar a la Península Ibérica están el mosquito tigre, la cotorra argentina o el picudo rojo. A bordo de contenedores, en los compartimentos de carga de aviones y barcos, en las quillas de estos últimos o, simplemente como mascotas, estas especies han colonizado buena parte del territorio. «El cambio climático con inviernos cada vez más templados y ciclos reproductivos cada vez más cortos, así como el desarrollo de los transportes y el impulso del comercio internacional y del turismo, han favorecido la dispersión de especies desde sus hábitats naturales hasta los más variados rincones del planeta», explica la directora general de la Asociación Nacional de Empresas de Control de Plagas (Anecpla), Milagros Fernández de Lezeta.

Por especies, uno de los invasores más agresivos es el mosquito tigre (aedes albopictus). Originario de Asia Oriental, comenzó a expandirse por la Península en el año 2004 y afecta de manera significativa a Cataluña, la cuenca del Ebro y a todo el área mediterránea. Se distingue por su mayor tamaño, el color negro de su abdomen puntiagudo y sus patas blancas y negras. No contagia enfermedades raras, pero su picadura es muy dolorosa. Está considerada una de las 100 especies exóticas más dañinas del mundo.

También voladoras, las avispas asiáticas y americanas comienzan a dispersarse por España. La avispa asiática es grande y agresiva, pero no con el hombre. Se alimenta de abejas, diezma colmenas, causando estragos en el norte -especialmente en País Vasco y Navarra- desde su llegada procedente de Francia. Durante el pasado julio han sido detectados los primeros ejemplares de avispa asiática en Valencia. Los expertos advierten que esta especie colonizará la Península en diez años. Por su parte, una nueva avispa originaria de norteamérica, que ataca la madera de las coníferas ha afectado, entre otras zonas, a algunas comarcas de Galicia.

Las cotorras pueblan ya parques en muchas ciudades. La cotorra argentina (myiopsitta monachus) se ha convertido en un problema en ciudades como Barcelona, Málaga o Madrid. Aunque tiene una apariencia simpática, es un ave muy ruidosa y un gran depredador. Fue importado como animal de compañía. Llegó a Cataluña en el año 2003 y en la actualidad se ha extendido por todo el país. Fabrican enormes nidos y hacen un ruido ensordecedor.

Junto a la cotorra argentina, en los últimos años ha llegado otra cotorra originaria del continente africano y del sur de Asia, llamada de Kramer (psittacula krameri). Son también muy ruidosas y cada vez más frecuentes en muchos puntos de Madrid, Comunidad Valenciana, Andalucía y Cataluña. Pueden medir 43 centímetros.

Picudo rojo y negro

El picudo rojo (rhynchophorus ferrugineus) es actualmente uno de los insectos más dañinos para las palmeras en el mundo. Causa la muerte del ejemplar. Originario de las regiones tropicales del sureste asiático y Polinesia, comenzó su expansión hace 25 años por el sur de Asia, Península Arábiga e Irán. Llegó al norte de África a través de Egipto, en el año 1993, continuando su expansión hacia Italia, Francia, Portugal y España, y siempre ligado a la importación de palmeras previamente infectadas. La plaga apareció por primera vez en España en 1995, en el litoral de Almuñécar (Granada). Esta plaga causa verdaderos problemas en ciudades de toda Andalucía, Murcia, Valencia, Canarias y Baleares.

Al picudo rojo se ha unido el picudo negro (scyphophorus acupunctatus), que ya se ha hecho notar en muchos puntos del país. Este insecto, del que hasta muy poco tiempo solo se tenía constancia de sus efectos devastadores sobre los campos de cultivo de ágave y mezcal en México, se diferencia del picudo rojo por ser más pequeño y su color negro. En España ataca a los ágaves o piteras (agave americana), aunque también peligran las yucas (yucca elephantipes) y los dragos (dracaena drago).

A las típicas cucarachas europeas se ha unido desde hace algunos años, la periplaneta americana (cucaracha americana), una especie conocida también como la super-cucaracha, que se ha extendido hacia zonas urbanas, sobre todo a través de las alcantarillas. Actualmente está perfectamente adaptada a España. Pese a que la especie más usual en las viviendas es la llamada alemana y en los jardines la negra, en los últimos años se han visto desplazadas por la americana.

Junto a ella, una nueva cucaracha está colonizando la Península. Se trata de la supella longipalpa, comúnmente conocida como cucaracha de banda marrón. De origen africano, mide entre 10 y 14 milímetros de largo, y se distingue por sus bandas de dos colores en tonalidades claras en alas y abdomen. Necesitan menos humedad que otras especies que habitan cocinas y baños, por eso suelen anidar en salones, comedores, bibliotecas y otras dependencias no húmedas. Esta especie es conocida por mordisquear materiales que no son alimentos, como medias de nylon. Sus principales focos han sido localizados en Madrid, Valencia y Cataluña.

Hormigas argentinas

Otro insecto invasor es la hormiga argentina (linepithema humile) que es originaria del zona norte de Brasil y zona sur de Argentina, Uruguay y Paraguay. A finales del siglo XIX comenzó a ocupar nuevos territorios y la situación ha ido evolucionando hasta la actualidad en la que la hormiga argentina constituye una preocupante plaga en multitud de países tales como España (fundamentalmente la zona litoral y el centro peninsular), Italia, Francia, Portugal, Nueva Zelanda, Australia, EE UU o Japón.

Aunque en casos concretos la hormiga argentina le ha sido útil al ser humano, como agente de control biológico de otros insectos plaga tales como la oruga procesionaria, su invasión supone un problema para el ser humano ya que genera grandes molestias y pérdidas económicas.