FÚTBOL | Primera División

Diego Costa apuñala a un bisoño Sevilla

El Atlético arrancó un triunfo en Nervión gracias a su ambición y a la efectividad de su delantero ante un rival en construcción

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El Atlético se conserva sólido como una roca. Simeone ha diseñado la composición perfecta para su estilo y apunta a que se la fórmula mágica seguirá funcionando. Los primeros en comprobarlo han sido los jugadores del Sevilla, quienes vieron como la ambición rojiblanca triunfó en su estadio en la primera jornada.

Los anfitriones tenían más que probar en su estreno. Emery eligió a cinco fichajes del verano para su equipo titular mientras que Simeone repitió con sus habituales salvo la obligada entrada de David Villa por el traspasado Falcao. Por eso, el partido osciló de inicio entre los momentos de iniciativa y los de desconexión de los hispalenses. Unas veces dominaron el centro del campo, otras enviaron balones largos ante las dudas y durante varios minutos se pasaron por el diván para averiguar cuál debía ser su estrategia.

Frente a las ráfagas de un equipo bisoño el Atlético demostró que es un equipo camaleónico. Se adaptaron a un partido defensivo y de contragolpe, no desdeñaron la posesión del balón cuando les tocó el turno y todavía mantienen su capacidad para golpear al rival desde el balón parado. De hecho, el equipo de Simeone pronto demostró que conserva esa arma y colocó en la red en primer gol del partido al rematar Diego Costa un saque de esquina efectuado por el preciso Koke.

El gol y el trabajo incansable del pendenciero Diego Costa habrían bastado en tiempos pasados a los madrileños para lograr una victoria a domicilio, pero les falló un pilar habitualmente seguro. Al poco de recibir el tanto en contra, Diego Perotti avanzó por el centro de la cancha y envió un disparo envenenado que Courtois no acertó a despejar.

El empate reflejó el choque igualado en el Sánchez Pizjuán con el reparto de funciones entre ambos equipos. Se mantuvo al menos hasta que el Atlético dio un paso adelante en los últimos minutos y empujado por sus laterales se acostumbró a pisar el campo rival. En uno de esos viajes sin aparente rumbo Diego Costa encontró un balón fuera del área, se fabricó un hueco, colocó el balón en su pierna derecha y ejecutó a Beto en una ejecución perfecta de delantero centro. El tanto acabó con las posibles dudas. Además, para rematar el final el Cebolla Rodríguez coordinó su testarudez con su zurda y comandó un contragolpe en solitario cuyo gol sentenció el choque.

Del Sevilla quedó la sensación de conjunto en construcción y los destellos esperanzadores de Marko Marin, un futbolista de ataque con regate y ambición por el gol. Todavía son escasos argumentos para tumbar a un conjunto sólido y con la lección aprendida como es el Atlético de Simeone.