ESPAÑA

Los expertos avalan la posibilidad de retirar el hormigón de aguas de Gibraltar

El único escollo para recoger los bloques radica en la voluntad del Peñón, que insiste en que es una medida medioambiental

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La crisis en Gibraltar aguarda una solución y España ha dejado claro a Gran Bretaña que no habrá acuerdo sobre la colonia si antes no rectifica su decisión «unilateral» y retira de la bahía de Algeciras los bloques de hormigón que lanzó al mar el pasado julio. Los expertos consultados certifican la viabilidad de su extracción. Los convenios internacionales que protegen la integridad de los fondos marinos recogen de forma explícita esta posibilidad. El procedimiento, además, no implica un gran desembolso porque ni el tamaño de los módulos ni la superficie cubierta por los mismos presenta grandes dificultades logísticas. Así, retirar los bloques no depende más que de una decisión política de las autoridades del Peñón.

El ministro principal gibraltareño, Fabian Picardo, justificó la acción en el marco de una política de protección del medio ambiente. El Ejecutivo de la colonia se apoyó en las conclusiones de un informe elaborado en 2012 por «dos expertos independientes» -ambos británicos- que recomendaba la adopción de «medidas que permitan mantener las prácticas de pesca sostenible con métodos de pesca sostenible». Así, según justifica Picardo, los bloques se han instalado como arrecifes artificiales para «proteger y regenerar el ecosistema marino» y para «limitar el impacto de la pesca de arrastre».

Práctica extendida

La implantación de arrecifes artificiales es una práctica extendida y regulada a nivel internacional. El litoral español alberga en torno a 130 de ellos. Uno de los pioneros en su estudio y perfeccionamiento es José Carlos García Gómez, catedrático de Biología Marina en la Universidad de Sevilla. Este experto lamenta que a diferencia de iniciativas anteriores en las que su departamento colaboró con instituciones gibraltareñas esta vez «no hayan requerido la participación de técnicos y científicos españoles».

La solución al conflicto pasa por el desmantelamiento pactado del arrecife. Una salida que los pescadores afectados reclaman desde el inicio de la crisis. «Si no retiran los bloques los pescadores vamos a tener serios problemas», afirma Leoncio Fernández, patrón mayor de la Cofradía de La Línea.

El Convenio de Londres de 1972 y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente establecen un marco de actuación a partir del cual cada Estado firmante desarrolla su política de protección de los fondos marinos. La extracción de los bloques arrecifales forma parte de esta normativa. La complejidad del entorno en el que se instalan los arrecifes implica la existencia de unos permisos muy restrictivos. Además de concretar los aspectos que conciernen a su instalación -objetivos, materiales, remolque, fondeo- se exige la elaboración de un proceso de vigilancia y seguimiento. Si estos estudios indican que el arrecife no funciona como está previsto es indispensable disponer de un plan de desmantelamiento. Este debe precisar las características del fondo y los procedimientos de izada, traslado y destino final de los materiales.

El profesor García Gómez sostiene que por la naturaleza de los bloques arrojados en el Estrecho su extracción sería «menos costosa de lo habitual, ya que los elementos disuasorios (las vigas metálicas destinadas a rasgar las redes pesqueras) actúan como agarres metálicos».

Mientras, el Gobierno de Gibraltar ha evitado revelar detalles sobre la colocación de los bloques y la empresa local contratada para su remolque y lanzamiento, TP Towage, también guarda silencio. Picardo ha reiterado que la medida es legítima al circunscribirse a aguas gibraltareñas aunque España siempre las ha reclamado como suyas.

Protesta de la flota

Los pescadores de la Línea han convocado una protesta pacífica para el domingo en las aguas próximas a las que se vertieron los bloques. La concentración de los pesqueros será pacífica, insistieron desde la Cofradía, y en ningún caso se tocarán las estructuras. «Es algo que está fuera de nuestro alcance», insistieron ayer los pescadores, quienes una vez más incidieron que la decisión de Gibraltar les aboca a la ruina al impedirles faenar donde siempre lo han hecho.