Sociedad

Gómez del Pilar corta dos orejas a un notable ejemplar de Rocío de la Cámara

Al animal le faltó casta y poder para ser merecedor del indulto solicitado

EL PUERTO. Actualizado: Guardar
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Con el arrebato novileril de una larga cambiada a porta gayola recibió Gómez del Pilar al primero de la tarde, con el que se dobló después con torería antes de dibujar un trasteo de muleta, que basó casi exclusivamente en el toreo en redondo. Prolongada labor en la que exprimió hasta el último asomo de embestida de la bonancible res paro en la que faltó algo más de acople y de aperturas. Con el colorado cuarto, el animal de mejor condición del encierro, destacó el madrileño con un airoso galleo por chicuelinas al paso, abrochadas con luminosa serpentina. Novillo de embestida tan dócil como pronta y repetidora, al que citó hinojado con la pañosa, orante posición en la que cuajó una tanda completa de muletazos. Ya en posición erguida, corrió bien la mano por ambos pitones en sucesivas series de toreo ligado y templado. Antes de matar de una gran estocada, parte del público solicitó un indulto que el presidente, con buen criterio, no concedió.

El primer enemigo de Martín Escudero fue un animal carente de todo atisbo de fortaleza y agresividad. Sólo admitió dos esbozos de tandas de derechazos, en las que el joven espada supo correr muy bien la mano y demostrar mucho empaque y destacado estilo. Corta, endeble y algo rebrincada acometida presentó el quinto de la suelta, Martín Escudero se mantuvo muy firme y decidido y confirmó la óptima condición técnica que atesora al saber alargar los muletazos y hasta ser capaz de domeñar con donaire la inicial aspereza de su oponente.

Con decididas verónicas de compás abierto recibió El Pijorro a sendos enemigos. A su primero estampó un lucido quite por chicuelinas que remató con suave tafallera por bajo. Mucho sabor poseyeron los trincherazos iniciales para sacar al novillo al tercio, terrenos donde elaboró un trasteo compuesto por aceptables tandas de derechazos y algo más desiguales al natural. Con el gazapón, brusco y probón ejemplar que cerraba plaza, sólo pudo mostrar su afanosa y pertinaz entrega como corresponde a su condición novilleril.