El Ejército egipcio vuelve a demostrar quién manda en el país
El general El-Sisi acalla las voces más conciliadoras del nuevo régimen e impone su ley como titular de Defensa y viceprimer ministro
Actualizado:A la tercera fue la vencida. Tras dos intentos de desalojo infructuosos las fuerzas de seguridad acabaron por la fuerza con las dudas del gabinete interino egipcio y asaltaron a primera hora de la mañana las acampadas que desde comienzos de julio pedían de forma pacífica la vuelta al poder de Mohamed Mursi. Atrás quedan los llamamientos al diálogo del vicepresidente Mohamed el-Baradei -que renunció ayer al cargo en una carta dirigida al jefe de Estado interino- o del primer ministro, Hazem Beblaui. El Ejército ha demostrado quién manda de verdad en el país y las voces menos duras del nuevo régimen han quedado en entredicho ante el dictado del general Abdul Fatah el-Sisi, auténtico hombre fuerte en el que los nostálgicos ven al Gamal Abdel Nasser del siglo XXI, auténtico azote del grupo islamista.
Es el final de una batalla, pero no el de una guerra entre partidarios y detractores de Mursi, el primer presidente elegido de forma democrática en Egipto, encarcelado e incomunicado desde el 3 de julio. Una guerra por el modelo futuro de un país que tras un año de paréntesis vuelve a manos de unos militares que en los últimos días habían allanado desde la sombra el camino para este desalojo, para la declaración del estado de Emergencia, que entró en vigor a las cuatro de la tarde, y para el toque de queda en más de la mitad de las 27 provincias del país. Medidas que el Ejército sustenta en las manifestaciones masivas del 30 de junio en las que millones de egipcios pidieron la caída de Mursi y que cuentan con el respaldo de la maquinaria mediática que sigue en manos de empresarios vinculados con el antiguo régimen que nunca han disimulado su fobia por la Hermandad.
La decisión del asalto por la fuerza se suma a la militarización de las gobernaciones aprobada esta semana, con la designación de 18 nuevos gobernadores por parte del presidente Adli Mansur. Once de ellos son exoficiales del Ejército y dos, antiguos generales de la Policía, veteranos todos ellos del aparato de seguridad del régimen de Hosni Mubarak. Una decisión criticada incluso por sectores que han respaldado el golpe, como el 'Frente 30 de Junio', muy activo en la lucha contra Mursi, para cuyos integrantes «el Gobierno provisional está siguiendo el ejemplo de los Hermanos Musulmanes» y «ninguna de sus designaciones está en la línea de la revolución o el cambio», denunció Mahmud Afify al diario 'Al-Ahram'.
Negociaciones estériles
De nada han servido las últimas semanas de negociaciones. Los Hermanos Musulmanes se negaban al diálogo con los «golpistas» y estos no aceptaban la condición de liberar a Mursi y reinstaurar la Constitución. Ni los viajes de la alta representante de la Unión Europea (UE) para la Política Exterior, Catherine Ashton, que llegó a entrevistarse con Mursi en su centro de detención durante dos horas, ni los del número dos de la diplomacia estadounidense, William Burns, pudieron encauzar un conflicto que hace resonar en el país los tambores de una guerra civil, según alertaron algunos dirigentes de la Hermandad tras el nuevo baño de sangre que sufren sus seguidores.
Medios locales como 'Al-Ahram' informaron en vísperas del ataque que la Cofradía habría aceptado renunciar a la presidencia de Mursi si se le liberaba, se reinstauraba la Constitución aprobada por referéndum en diciembre y se convocaban elecciones, pero los militares no aceptaron cesión alguna y llevaron su golpe hasta las últimas consecuencias con el objetivo de poner en marcha cuanto antes la hoja de ruta que sirva para dejar atrás la breve etapa de los islamistas al frente de las instituciones.
En los tiempos de Nasser la represión pudo con el empuje islamista, habrá que ver si ocurre lo mismo en pleno siglo XXI y con el apoyo añadido de una parte de la población que, aunque no es partidaria de la Cofradía, rechaza la injerencia militar en la vida política tras la revolución de 2011 que acabó con Mubarak.