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Robert Mugabe, durante su discurso de ayer en Harare. :: J. N. / AFP
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Mugabe recomienda a los descontentos con el resultado electoral «que se ahorquen»

La oposición, a la que el presidente de Zimbabue califica de «marionetas de Occidente», exige la convocatoria de nuevos comicios por «fraude»

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Robert Mugabe ha aconsejado el suicidio a todos los descontentos con el resultado de las elecciones presidenciales celebradas el pasado 31 de julio en Zimbabue. En el tradicional homenaje a las víctimas de la guerra de independencia, el presidente del país austral pronunció un discurso, el primero tras su apabullante triunfo en las urnas, en el que mostró una disposición tajante. «Si alguien está descontento con el resultado es su problema. Puede ahorcarse si quiere, no nos importa», aseguró. «Lo tomas o lo dejas, nunca retrocederemos en nuestra victoria».

El presidente señaló que su partido «ha servido la democracia en bandeja», en referencia a la cita electoral, y, asimismo, mencionó su intención de intensificar el programa de empoderamiento negro, un ambicioso y polémico proyecto para hacerse con el control accionarial de los negocios de empresas extranjeras radicadas en la antigua Rhodesia. La iniciativa nacionalizadora constituye un peligro para la recuperación económica del territorio, sometido a una grave crisis hiperinflacionista durante la pasada década.

El líder de la Unión Nacional Africana de Zimbabue (ZANU-PF), de 89 años y con más de treinta al mando del Ejecutivo, se refirió a sus oponentes del Movimiento por el Cambio Democrático (MCD) como «marionetas de Occidente» y aseguró que «cuando mueran ni siquiera los perros se molestarán en oler sus cadáveres».

Un polémico censo

La formación rival boicoteó el acto y Morgan Tsvangirai, su máximo representante, afirmó en una convocatoria paralela que las elecciones fueron «un monumental fraude» y que el país está de duelo «por la audacia de unos pocos para robar de tantos».

El MCD ha impugnado el resultado de los comicios presidenciales ante el Tribunal Supremo alegando que un millón de personas no fueron inscritas en las listas, un total de 870.000 nombres fueron duplicados y 300.000 resultaron expulsados de los colegios electorales, entre otras irregularidades denunciadas por los opositores. El vicepresidente de Zimbabue reclama que los resultados electorales sean declarados «nulos» e «inválidos» y se convoquen nuevos comicios en un plazo de noventa días, tal y como señala la Constitución. Una iniciativa que parece escasamente viable, dado el control del régimen sobre las instituciones judiciales.

El Gobierno de Robert Mugabe alega a su favor las opiniones positivas sobre el desarrollo de las votaciones del pasado 31 de julio realizadas por los observadores de la Unión Africana y la Comunidad para el Desarrollo de África Austral.

El presidente sudafricano, Jacob Zuma, ha felicitado al líder, de 89 años, por la obtención del 61,9% de los votos, lo que le confiere dos tercios de los escaños en juego, mientras que la vecina Botsuana, que mantiene tensas relaciones con el régimen, ha reclamado una auditoría internacional del recuento ante los indicios de fraude.

Países como Estados Unidos y Gran Bretaña, antigua metrópoli colonial, también han manifestado sus reticencias sobre la credibilidad de los comicios.