El corazón siempre en la izquierda
Actualizado: GuardarEl Parlamento navarro ha aprobado una Ley foral que paraliza los despidos que se lleven a cabo en las empresas integradas en la Corporación Pública Empresarial de Navarra (CPEN). La proposición de Ley foral, presentada y apoyada por toda la izquierda navarra, PSOE y abertzales incluidos, frena la reestructuración planteada por el Gobierno foral para sus empresas públicas al modificar la ley de creación de la CPEN y obligar a la autorización previa de la Cámara para operaciones societarias, incluidos reestructuraciones por despidos. Todo un ejercicio legislativo que atenta contra la separación de poderes, contra las competencias estatales y contra el ordenamiento jurídico, en cuanto que se contravienen los principios básicos del derecho laboral y mercantil. Amén de los problemas de incertidumbre e inseguridad jurídica.
La restructuración planteada por el gobierno navarro afecta a empresas públicas correspondientes a sectores como el medioambiente, la innovación, el emprendimiento, agrícola y vivienda. La justificación que se dio en el debate parlamentario en apoyo de la medida, se sustentaba en dos argumentos, la condición pública de las empresas y su pertenecía en definitiva a los ciudadanos. Y a continuación se exigió información a su juicio decisiva sobre cómo y de qué forma se han decidido los despidos.
Qué duda cabe que estamos ante una cuestión ideológica. El problema es que en este caso la ideología ciega el raciocinio, la racionalidad, la eficacia y la eficiencia a la que deben aspirar siempre las empresas. Y la pregunta que hay que hacerse a continuación es la siguiente a colación con el problema planteado ¿debe una Administración, cualquiera que sea, crear empresas en sectores que escapan no ya del ámbito de las potestades públicas, sino del ámbito propio de la gestión de los servicios públicos? Sin duda alguna no. La Administración debe ser la justa y necesaria. Debe constreñirse a los ámbitos propios del ejercicio de las potestades públicas. Y en el ámbito de los servicios públicos, a aquellos en los que la actividad privada no llega per sé o en su caso cuando sea conveniente por razones de interés general relacionadas con la competencia sectorial. Pero nada más. Es decir, el debate parlamentario no debiera haberse abierto, por inexistencia del objeto. Se cumpliría de esa forma el dicho «la mejor empresa pública es la que no existe». En Cádiz de «papá» Estado somos expertos. Es lo que ocurre cuando se asocia al Estado el concepto de «papá». Por eso decía Adam Smith en 1776 que lo mejor es dejar que los individuos se las arreglen sólo, sin que la enorme mano del Estado oriente sus actos. Esta filosofía política constituye la base intelectual de la economía de mercado y de la sociedad libre en general. Los individuos se mueven por el interés personal y la «mano invisible» en que consiste el mercado lleva a este interés personal a promover el bienestar económico general.
Tengo la plena convicción de que lo acontecido en Navarra ocurriría en Andalucía, justo al día siguiente de perder las elecciones la izquierda andaluza. Porque ésta funciona con el corazón que siempre está en la izquierda. Un «gran corazón», del que no me cabe duda, pero con el dinero de los demás. De lo que tampoco tengo duda alguna.