Daniel Fariñas Rodríguez Árbitro gaditano de Tercera División

Con una buena tarjeta de presentación

Después de Caucelo Sace (Segunda B), este joven colegiado portuense es uno de los referentes del Colegio Gaditano de Árbitros

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Estuvo presente esta semana en el Trofeo de la Sal de San Fernando y allí arbitró el primer partido entre Cádiz y Córdoba. Su nombre es Daniel Fariñas Rodríguez y, a punto de cumplir 26 años, sigue escalando posiciones en su gremio. Ocho años después de su estreno, este colegiado portuense ha pasado de Segunda Provincial a Tercera, categoría en la que debutará este año como árbitro principal.

–¿Por qué y cuándo decide formar parte del mundo del arbitraje?

–Siempre he sido aficionado al fútbol y el arbitraje era una rama de este deporte que me interesaba. Tenía curiosidad por este ámbito y a los doce años me planteé la posibilidad de comenzar mi etapa arbitral, pero no me veía psicológicamente preparado. Hay que saber medir los tiempos para que todo llegue y fue con 17 años cuando comencé a dirigir partidos de fútbol sala. Ya tenía claro que quería dedicarme a esto y un año después dí el salto al fútbol, que era mi objetivo. Ahora voy a cumplir 26 años y empezaré mi octava temporada.

–Y no para de progresar... De Segunda Provincial a Tercera División en un abrir y cerrar de ojos...

–Me apasiona el mundo del arbitraje y quiero seguir creciendo, pero para cumplir los objetivos tengo muy claro que hay que luchar desde el primer día. Los ascensos son fruto del trabajo, de la preparación, de la constancia, del estudio diario, de asumir los errores e intentar corregirlos para que no vuelvan a suceder... Ver mucho fútbol es clave para no quedarse estancando.

–¿Se marca algún reto a corto plazo?

–Mi misión es trabajar duro para sacar el árbitro que hay en mí. Cada temporada intento ascender, pero sé que es complicado porque hay un gran nivel en los tiempos que corren. La competencia es notable y la exigencia es máxima, así que no se puede uno dormir en los laureles. Ahora bien, no me espero nada, sólo trabajo para crecer día a día.

–¿Qué cualidades tiene que poseer un ‘trencilla’?

–Para ser un buen colegiado hay que dominar varias facetas. Tenemos que ser atletas y estar muy bien preparados física y psicológicamente. La parte teórica es fundamental y, sobre todo, hay que ser buena persona, humilde, cercana, receptiva, colaboradora... No basta con ser buen árbitro, uno tiene que ser completo en todos los apartados para llegar lejos. Nos adaptamos a lo que nos exige y demanda el mundo del fútbol.

–¿Cuál ha sido su mejor experiencia en el mundo del arbitraje?

–Vives sensaciones muy buenas a cada instante, pero el momento cumbre es cuando te comunican que has ascendido de categoría. Ahí ves que tu trabajo tiene recompensa. Eso sí, también sientes una gran satisfacción cuando te seleccionan para un curso de ascenso o cuando percibes que has arbitrado bien.

–¿Y la peor?

–También vives épocas complicadas, pero intentas superarlas. No recuerdo una experiencia especialmente traumática, pero es cierto que durante la trayectoria hay altibajos, lesiones, partidos en los que la climatología no acompaña... Por otro lado, hay veces que te das cuenta en ese momento que has errado en una jugada puntual. Si ocurre eso, tienes que sobreponerte y no pensar en esa acción durante el duelo porque te puede condicionar.

–¿Cómo es el nivel del arbitraje en España?

–Es bastante bueno, la evolución ha sido notoria en los últimos tiempos. Hay avances y no tenemos nada que envidiar a colegiados de otras ligas.

–¿Cuál es su referente?

–Todos tienen una preparación digna de elogio y si han llegado ahí es por méritos propios, pero colegiados como Del Cerro Grande, Fernández Borbalán o Velasco Carballo saben leer muy bien los partidos. Tampoco se me olvida Mejuto González, pero me quedo con Gil Manzano, que tiene 29 años y una proyección impresionante. Es con el que más me identifico.

–Ahora que está de moda, ¿ha vivido alguna vez de cerca un amaño?

–Afortunadamente no he vivido nada de esto, ni deseo vivirlo. Espero no tener que pasar por una situación de ese estilo. Yo sólo me dedico a arbitrar partidos sobre el terreno de juego, son temas que desconozco y no me competen.

–¿Se trata bien a los árbitros en este país?

–Los árbitros somos humanos y podemos equivocarnos, pero nos duele cuando nos pasa . Tenemos que estar relativamente al margen de lo que sucede en la grada y no obsesionarnos con lo que se dice en los medios de comunicación de nosotros.

–¿Cuál sería su sueño?

–Trabajo para llegar a lo más alto, pero hay que ser conscientes de la realidad. Mi objetivo inmediato es dar pronto el salto a Segunda B y sería precioso vivir algo así en dos años. No hay que truncar nuestros sueños, hay que derrumbar las barreras que nos impiden cumplirlos.