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La atleta española Alessandra Aguilar, tras conseguir el quinto puesto. / Alberto Estévez (Efe)
ATLETISMO

Alessandra Aguilar se gana el pastel

La gallega acaba quinta en Moscú, el mejor resultado de una española en la historia de los Mundiales en maratón

FERNANDO MIÑANA
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Lo primero que hará Alessandra Aguilar al llegar a Madrid será irse a la pastelería de su barrio y comprarse el pastel de chocolate que tanto le gusta. Es un capricho cargado de simbolismo, pues más que un dulce es un premio, reservado a los días de triunfo o grandes entrenamientos. Y se lo ha ganado en Moscú, donde hizo historia al terminar quinta (2:32.38) en el maratón, el mejor resultado en esta prueba de una española en los Mundiales de atletismo.

La fondista lucense, hija de maratoniano, fue muy valiente. Salió a ritmo de récord de España, pero no se obcecó. La carrera empezó a las dos de la tarde en Moscú con una temperatura próxima a los 30 grados y una humedad del 51%, y las alegrías eran peligrosas. «Las condiciones han sido duras y sabía que iba a ser una carrera de eliminación», reconoció. Aguilar fue conservadora y corrió durante muchos kilómetros en el puesto undécimo. La segunda mitad de la carrera premiaría su prudencia. Aguilar fue recuperando posiciones hasta que logró entrar quinta en el estadio Luzhniki. No sin cierta angustia. «Lo he pasado muy mal en los últimos kilómetros. Sabía que iba quinta, pero no cómo iba la sexta», señaló. No fue inmune al calor y a un circuito sin árboles, sin sombras en las que encontrar alivio. «En el kilómetro 39 creía que no llegaba», explicó. Pero llegó y ahora, segunda europea en la carrera, se muestra ambiciosa. Este resultado mejora el sexto puesto que consiguió la valenciana Mónica Pont en Gotemburgo en 1995 y le coloca a la altura de Rocío Ríos, quinta en unos Juegos Olímpicos.

La alumna de Antonio Serrano, que se emocionó al cruzar la meta, fresco aún el recuerdo de la muerte de sus abuelos hace 15 días, alarga su carrera a los 35 años. Hace 16 fue campeona de Europa júnior de cross y ahora, tras lograr su mejor resultado de siempre, ya piensa en su próximo reto. «Espero luchar por una medalla en el Europeo del año que viene», dijo esta atleta aplicada, que cuida la alimentación al máximo, a excepción de esos premios que se concede de vez en cuando, y que pasa por las manos del masajista toda la vida. Su pareja, Mario, policía de profesión, ya hace tiempo que dejó de correr con ella. Era imposible seguir su ritmo. Ahora lo hace encima de una bicicleta.

El milagro de Straneo

El triunfo fue para Edna Kiplagat (2:25.44). La keniana ha sido la primera mujer de la historia que ha logrado defender el título mundial. Pero la admiración se la llevó la segunda clasificada, Valeria Straneo, líder de la carrera durante 40 kilómetros. Su imagen cautivó al espectador, escaso a orillas del río Moscova, que pudo ver a una corredora que no caía en el desaliento, que jamás miraba atrás, a su espalda, donde corrió enganchada Kiplagat, madre, como su rival, de dos niños y responsable de dos sobrinos, los que perdieron a su madre, víctima de un cáncer.

No es habitual ver en un maratón tan exigente un derroche de fuerzas como el de Straneo, siempre hacia adelante, siempre al frente, a su ritmo. Ella y el asfalto. Pero más sorprendente es ese esfuerzo en una mujer con su pasado, con su historia de superación. Porque esta italiana de 37 años surgida del Piamonte, al norte del país, descubrió después de un medio maratón en 2010 que estaba demasiado fatigada, que apenas podía correr. Unas pruebas médicas desvelaron que sufría una enfermedad, un desorden de sus glóbulos rojos que dificultaba la oxigenación de la sangre.

Straneo paró de correr, pero no se rindió. Le extirparon el bazo y su futuro estaba lleno de brumas. Pero regresó con más fuerza. En su primera carrera mejoró su marca en medio maratón en un minuto. No se lo podía creer. «No he trabajado tan duro como para conseguir este resultado», exclamó. Y llegada la primavera corrió en 2:23.44 en el maratón de Rotterdam. El verano le obsequió con un diploma olímpico en Londres, solo año y medio después de descubrir esa patología. «Estoy muy agradecida a Dios, esto es un premio».

Este milagro médico y deportivo despertó una gran incredulidad. En Italia comenzaron a sospechar de algún ‘truco’ para conseguir estos sorprendentes éxitos. Pero Straneo, que no solo corre y se entrena a las órdenes de otra mujer, Beatrice Brossa, sino que también da clases a niños y que cuida de sus dos hijos, se presentó en la federación de su país y anunció que cada seis meses iba a llevar una muestra de su sangre. «Es triste, pero puedo comprenderlo, es difícil entender esta progresión», sentenció.

Martín, a la final

Antonio Serrano aún estaba celebrando el excelente resultado de Alessandra Aguilar cuando otra atleta de su grupo, Diana Martín, le dio la segunda alegría del día al clasificarse, por tiempos, para la final de los 3.000 m obstaculos tras acabar octava (9:39.22).

Las mujeres parecen dispuestas a prolongar la racha que iniciaron las nadadoras españolas días atrás en el Mundial de Barcelona. Aauri Lorena Bokesa se metió en las semifinales de los 400 al entrar cuarta (52.44) en su serie. A las semifinales, aunque esta vez por tiempos, también llegaron Luis Alberto Marco (1:46.40) y Kevin López (1:46.61) en los 800. No todo fueron buenas noticias. Dos atletas que llegaban pletóricos, Igor Bychkov, en pértiga, y Javier Cienfuegos, en martillo, no superaron la clasificación. Ángel David Rodríguez también se quedó a un paso de las semifinales de 100 metros con el cuarto puesto de su serie y un tiempo de 10.23.