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Una imagen de la web oficial del líder supremo iraní muestra la toma de posesión de Hasán Rohani ante Alí Jamenéi, en presencia de Ahmadineyad. : AFP
MUNDO

Irán estrena presidente 'diplomático'

El reformista Rohani toma posesión ante el líder supremo y busca una relajación de las sanciones para atajar la crisis económica

MIKEL AYESTARAN
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El reformismo vuelve a la presidencia de Irán tras ocho años de ultraconservadurismo liderados por Mahmoud Ahmadineyad y marcados por la crisis nuclear. El clérigo Hasán Rohani fue ratificado en el cargo por el líder supremo, ayatolá Alí Jamenéi, en una ceremonia televisada en directo previa a la toma de posesión dominical ante el Parlamento, a la que han sido invitados dirigentes de todo el mundo. Su Gobierno «tomará importantes decisiones para elevar la posición de Irán a partir de los intereses nacionales y levantar las sanciones injustas» impuestas al país, declaró el presidente en su primer discurso como nuevo mandatario del país. En el acto, Jamenéi subrayó que la alta participación en las elecciones del 14 de junio supone un mensaje claro a todo el mundo «de lealtad indiscutible a la revolución, de confianza y esperanza en el régimen de la república islámica y de confianza en los clérigos valientes».

El cambio en Irán supone también el retorno de un clérigo al poder tras la victoria arrolladora de un Rohani que obtuvo 18 millones de votos, lo que equivale casi al 50,7% del total, que le permitieron evitar una segunda vuelta. Este teólogo de 65 años y ex negociador nuclear cuando Mohamed Jatamí era presidente fue el artífice del acuerdo con Occidente para congelar la actividad nuclear de Irán en 2003, por lo que hasta su irrupción en la carrera presidencial era recordado como el «clérigo diplomático».

Cuando la singular 'democracia islámica' iraní parecía en caída libre después de las elecciones de 2009 que desencadenaron una oleada de protestas sin precedentes en la historia de la república islámica el régimen recuperó para la vida política a Rohani y logró llevar hasta las urnas a un 72% del electorado. Aunque fue una cifra trece puntos inferior a la alcanzada, según los datos oficiales, en la reelección del saliente Ahmadineyad, le sirve como carta de presentación ante la comunidad internacional sobre la legitimidad del sistema 34 años después de su establecimiento. Al igual que para las elecciones, para la toma de posesión de Rohani las autoridades iraníes restringieron la entrada de prensa internacional y este medio volvió a quedarse sin el visado, obligatorio para poder trabajar en Irán.

El enredo nuclear

A Rohani le espera una mesa cargada de problemas a los que hacer frente, pero para los más delicados no tendrá la última palabra porque el poder máximo en Irán está en manos del líder supremo, el encargado de dar el visto bueno a su nombramiento antes de la ceremonia de hoy ante el Parlamento. Al acto celebrado ayer en la mezquita Imán Jomeini, en el complejo donde Jamenéi tiene su residencia en el centro de Teherán, acudieron diversos cargos del Gobierno, de la Cámara y de las Fuerzas Armadas.

El nuevo presidente tratará de hacer realidad sus promesas electorales sobre la mejora en la economía de un país maniatado por las sanciones internacionales a su petróleo como consecuencia del programa nuclear, el primer asunto al que se refirió en la ceremonia de ratificación. El rial iraní ha estado en caída libre desde el verano pasado, llegando a perder un 80% de su valor respecto al dólar, pero cualquier medida para intentar aligerar las medidas punitivas pasa por desenredar las negociaciones nucleares con la comunidad internacional. Una tras otra, las cumbres negociadoras de los últimos años han terminado sin acuerdo. Occidente interpreta esta cerrazón iraní como una forma de ganar tiempo para una república islámica que, pese a los castigos, ha logrado avanzar hasta enriquecer uranio al 20% y fabrica las barras de combustible con las que funciona el reactor médico de Teherán, lo que le permite asegurar los tratamientos de radioisótopos que precisan los 800.000 pacientes de cáncer del país. Pero también les acerca al control del proceso para purificar uranio hasta el 90%, lo que le habilitaría para fabricar bombas atómicas.

Durante los debates televisivos entre los candidatos a presidente, Rohani desveló que su fórmula para acabar con el enredo consiste en «negociaciones reales, no solo anuncios. La política exterior debe ponerse en manos de gente con habilidad y experiencia, no de gente que no sabe de lo que habla». Unas intenciones que ahora tendrá la oportunidad de llevar a la práctica con el permiso de Jamenéi.