Berlusconi traslada hoy su ira a la calle
El partido del ex primer ministro condenado por fraude fiscal convoca a sus seguidores en Roma y un diputado habla de «riesgo de guerra civil»
Actualizado:Dos días después de la primera condena firme contra Silvio Berlusconi por fraude fiscal en el 'caso Mediaset' Italia afronta una creciente tensión política. El Pueblo de la Libertad (PDL), el partido del hombre que durante las últimas dos décadas dirigió el Gobierno y a la vez su emporio empresarial con consecuencias como las que acaba de sancionar el Tribunal Supremo, se entregó ya el jueves a una escalada, atronadora pero de momento solo de índole verbal, que pretende hacer pasar la situación penal del líder caído por un atentado contra la democracia.
La ola de indignación conservaría hasta ahora un alcance limitado. A falta de estudios de opinión, un sondeo rápido en la web del diario 'La Stampa' de Turín arrojaba un empate entre los partidarios de convocar elecciones y los que respaldan la continuidad del Gobierno que Berlusconi intenta desestabilizar desde que recibió el revés judicial. La manifestación que el PDL ha convocado para esta tarde frente al domicilio de 'Il Cavaliere' en Roma ofrecerá también un buen termómetro para medir si la ira de los conservadores está calando entre sus seguidores de a pie.
El ex primer ministro cambió su residencia romana por su villa de Arcore, por lo que no se espera que regrese hoy para contemplar sus apoyos. Tampoco sus ministros acudirán a una protesta cuyo contenido y «tono» promete escuchar el primer ministro, Enrico Letta, con especial atención. La temperatura en el PDL ya había subido varios grados en el encuentro que Berlusconi mantuvo el viernes con diputados y senadores de su grupo, entre ellos varios ministros del Gobierno Letta, que la formación del centroderecha comparte con el Partido Demócrata (PD). En la reunión, los fieles de 'Il Cavaliere' lanzaron ya una primera amenaza preocupante para la estabilidad de un Ejecutivo con solo tres meses de vida y llamado a sacar de su grave crisis a la tercera economía de la Unión Europea.
Los parlamentarios anunciaron a sus jefes de grupo su disposición a dimitir si el presidente de la República, Giorgio Napolitano, no se aviene a resucitar a Berlusconi, con la concesión de un indulto, de la muerte civil a la que lo ha condenado el Supremo. El ex primer ministro ya ha tenido que entregar el pasaporte. En unas semanas afronta la destitución por el Senado, un trago que, siquiera parcialmente, podría ahorrarse presentando la dimisión, aunque nadie espera que lo haga. Al menos durante seis años, además, no podrá votar ni ser candidato. Y en el plazo aproximado de un mes deberá comunicar a la Justicia si cumplirá el año de condena en arresto domiciliario o mediante servicios a la comunidad.
La amenaza de dimisión de diputados y senadores, algunos de ellos miembros del Gabinete Letta, arroja una sombra de incertidumbre sobre la estabilidad del Ejecutivo. Letta, que habló ayer con el presidente Napolitano y con el delfín de Berlusconi, su ministro de Interior, Angelino Alfano, sí apeló a dejar al jefe del Estado fuera de la trifulca política. «O la política es capaz de encontrar soluciones para restablecer un equilibrio normal entre los poderes del Estado y hacer posible la actuación política del líder del mayor partido italiano, o Italia corre el riesgo de registrar una forma de guerra civil de resultados imprevisibles», espetó el coordinador del PDL, Sandro Bondi.
La alusión guerracivilista fue reconvenida desde el Quirinal y el Gobierno, sin aparente mella en el ánimo del coordinador centroderechista, al que «nadie», dijo, le «calla la boca».