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Isabel II, en 1984. Abajo, el discurso que nunca pronunció. :: R. C.
Sociedad

El discurso de la Reina

Isabel II ensayó en 1983 un mensaje a la nación ante un hipotético ataque nuclear soviético en plena Guerra Fría

EDURNE TAPIA
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1983, la Guerra Fría se encontraba en su punto más crítico y el mundo entero permanecía pendiente de una inminente amenaza nuclear por parte de la Unión Soviética. Mientras, en Buckingham Palace, los altos funcionarios se encontraban reunidos preparando el discurso que la Reina de Inglaterra debía pronunciar ante una posible III Guerra Mundial. Han pasado 30 años desde que Isabel II ensayó el mensaje que hubiera cambiado el rumbo de la historia, y que hubiera sumido al mundo en otra ofensiva. Se trataba solo de un ejercicio teórico elaborado por el personal de alta inteligencia y defensa del Ministerio del Interior, y que ha salido a la luz tres décadas después en una memoria de documentos secretos divulgados por el Archivo Nacional británico.

Bajo el título 'Texto del mensaje a la nación retransmitido por su Majestad la Reina', Isabel II habría pronunciado el discurso el viernes 4 de marzo de 1983. «Cuando os hablé por última vez, hace menos de tres meses, estábamos todos disfrutando de la cordialidad y la hermandad de una Navidad familiar. Los horrores de la guerra no nos podrían parecer más remotos cuando mi familia y yo compartíamos nuestra alegría navideña con la creciente familia de la Commonwealth». Así comenzaba el mensaje que nunca llegó a emitirse. En él, califica la guerra como «una locura que se extiende otra vez por el mundo», y pide a los británicos que se mantengan unidos del mismo modo que lo estuvieron en las dos anteriores guerras.

En alusión al uso de las armas nucleares soviéticas, la Reina hace hincapié en que el enemigo ya no es el mismo que en anteriores ocasiones, esta vez los efectos podían ser devastadores para la población civil. «Ya no es el soldado con su rifle y ni siquiera el aviador merodeando por el cielo encima de nuestras ciudades y poblaciones, sino el mortífero poder del abuso de la tecnología».

En el discurso muestra su lado más familiar y recuerda el momento en el que su padre, el rey Jorge VI, tuvo que salir en 1939 ante todos los británicos y anunciar el inicio de la II Guerra Mundial. «Nunca he olvidado el dolor y el orgullo que sentí junto a mi hermana cuando escuchamos por la radio las inspiradoras palabras de mi padre aquél fatídico día de 1939. Nunca imaginé que ese solemne y terrible deber un día recaería sobre mí». Asimismo, tampoco se olvida de su hijo, el príncipe Andrés, que en esos momentos estaba sirviendo en la Marina Real. «Mi marido y yo compartimos con las familias el miedo que sentimos por los hijos e hijas, maridos y hermanos que han partido para servir a su país».

El mensaje que Isabel II nunca llegó a pronunciar concluye haciendo un llamamiento a la solidaridad que se habría de mostrar en esos duros momentos. «Ayudad a los que no pueden ayudarse a sí mismos, dad consuelo al que está solo y sin hogar y dejad que vuestra familia se convierta en foco de esperanza y vida para aquellos que lo necesiten».