Los islamistas acusan a EE UU de complicidad en el golpe
Los Hermanos Musulmanes aseguran que Washington apoya "la tiranía y la dictadura"
EL CAIROActualizado:Los Hermanos Musulmanes egipcios ha acusado a Washington de ser "cómplice" del golpe militar que depuso al presidente islamista Mohamed Mursi el pasado 3 de julio y de apoyar "la tiranía y la dictadura" en Egipto.
El portavoz de la Hermandad, Gehad Hadad, ha respondido así a las declaraciones del secretario de Estado de EE UU, John Kerry, quien dijo ayer que el Ejército egipcio no tomó el control del país al derrocar a Mursi, sino que llevó a cabo una "restauración de la democracia".
En un comunicado, Hadad ha denunciado que "esa retórica es muy alarmante" y que el pueblo estadounidense debería rechazar ese Gobierno que "traiciona sus valores y respalda la tiranía y la dictadura". El portavoz se ha preguntado si "es la función del Ejército restaurar la democracia, si Kerry aceptaría que se destituyera a (el presidente Barack) Obama tras multitudinarias protestas, y si el Ejército estadounidense suspendería la Constitución y desmantelaría el Parlamento". "No esperamos nada de EE UU, de hecho creemos que fue cómplice del golpe militar, como antes hizo respaldando el régimen dictatorial de (Hosni) Mubarak", ha subrayado Hadad.
La Administración estadounidense se ha negado a llamar "golpe de estado" a la destitución de Mursi, lo que hubiera obligado a Washington a eliminar la ayuda militar anual que presta a Egipto, valorada en 1.300 millones de dólares.
El Ejército egipcio depuso el pasado 3 de julio a Mursi, el primer mandatario elegido democráticamente, tras multitudinarias protestas que pedían elecciones anticipadas. Desde entonces, los partidarios de Mursi protagonizan dos acampadas en El Cairo y numerosas manifestaciones para exigir su restitución en el poder.
Nueva jornada de protestas
Miles de partidarios del depuesto presidente egipcio Mohamed Mursi a los rezos colectivos celebrados en las plazas cairotas de Rabea al Adauiya y Al Nahda, el punto de salida y llegada de las marchas islamistas. Como es habitual los viernes, el día sagrado para los musulmanes, las acampadas de los seguidores de Mursi se convirtieron en lugar multitudinario de concentración durante el sermón religioso, cargado en estos días de discurso político.
"Dios devuelva sano y salvo al presidente (Mursi) y castigue a los traidores", dijo el imán de Rabea al Adauiya, que insistió en que lo ocurrido en Egipto es "una conspiración para impedir la aplicación de la sharía (ley islámica)". Entre banderas egipcias y fotografías del depuesto presidente, los congregados expresaron su desafío a las advertencias de las autoridades, que han encargado a la policía acabar con las acampadas por ser un peligro para la seguridad nacional. Ante una eventual irrupción de las fuerzas de seguridad, tanto Rabea al Adauiya como Al Nahda se han transformado en fortalezas, con varios muros -construidos con piedras y sacos terrenos- en los accesos a las plazas.
El imán de Al Nahda criticó por su parte la ayuda económica prestada por países como Arabia Saudí y Kuwait a Egipto tras el golpe militar que depuso a Mursi el pasado 3 de julio. En uno de los controles para acceder a Al Nahda, el simpatizante de los Hermanos Musulmanes Mahmud Nabil dijo a Efe que resistirán en las plazas cualquier intervención de la policía. Nabil señaló que "los golpistas" demuestran con estas decisiones su "verdadera cara, que no les impide derramar la sangre de los manifestantes pacíficos".
Tras el rezo, una multitudinaria marcha salió de una mezquita de Guiza con dirección a Al Nahda, plaza situada frente a la Universidad de El Cairo, mientras que otras se encaminaron a Rabea al Adauiya. Esta jornada de protestas, convocada por la Coalición Nacional de Defensa de la Legitimidad, que incluye varios grupos islamistas, entre ellos los Hermanos Musulmanes, fue bautizada con el lema "Egipto contra el golpe". El líder de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Badía, pidió hoy en su sermón semanal a los egipcios que continúen con sus protestas y a los policías y soldados que no obedezcan eventuales órdenes para disparar contra los manifestantes.