El maquinista conversaba con el revisor del Alvia antes de descarrilar
Francisco José Garzón acudió ayer a declarar de forma voluntaria para revelar la identidad de la persona que le telefoneó
MADRID.Actualizado:El maquinista del Alvia en el que fallecieron 79 personas y 150 resultaron heridas hablaba por el móvil con el interventor de Renfe que viajaba en el tren. La grabación de la cabina que quedó registrada en la caja negra reveló que Francisco José Garzón recibió una llamada los instantes previos al accidente aunque no llegó a identificar quién se encontraba al otro lado del teléfono más allá de que, según el contenido de la conversación, era un empleado de Renfe con el que trató aspectos del trayecto.
El conductor, imputado por 79 delitos de homicidio involuntario y numerosos de lesiones, acudió ayer a declarar de forma voluntaria junto ante el juez instructor Luis Aláez para desvelar la identidad de su interlocutor. Se trata, aseguró, de Antonio Martín, el interventor de la empresa ferroviaria que viajaba en el convoy y que resultó herido leve en el siniestro. Este llamó al maquinista para consultar la vía por la que el tren accedería a la estación de Pontedeume, parada intermedia entre Santiago y Ferrol. Según el ruido de fondo que se escucha en la grabación extraída de la caja negra, Garzón habría incluso consultado «un plano o algún documento similar» para responder a las cuestiones que le formuló el revisor. Aunque según afirmó ayer el maquinista la llamada concluyó segundos antes del accidente, sí habría durado lo suficiente para distraerle y que no advirtiera que debía reducir la marcha del convoy en 110 en kilómetros por hora antes de afrontar la curva de A Grandeira. El tren acometió el tramo del descarrilamiento a 153 kilómetros por hora después de que el maquinista, ya consciente de la situación, accionara los frenos cuando viajaba a 192. No fue suficiente para superar un giro cuyo límite está establecido en 80 kilómetros por hora.
En su primera declaración, realizada el pasado domingo, Garzón no aludió a la llamada recibida, algo que sí ha reconocido ahora después de que la caja negra confirmara que existió. El revisor, quien también ha prestado declaración ante la Policía, tampoco apuntó la existencia de la conversación telefónica entre ambos.
Tras la nueva declaración de Garzón, el juez Aláez solicitó a dos compañías telefónicas información sobre los dos móviles que portaba consigo el imputado, el personal, en el que no se ha detectado actividad previa al accidente, y el corporativo, por el que supuestamente habló con el revisor y que se extravió en el accidente. En concreto quiere conocer las llamadas entrantes, salientes o mensajes que registraron las dos líneas.
El uso del móvil en ruta es algo muy restringido -«casi prohibido»-, salvo situaciones excepcionales, según declaró el secretario general del sindicato de maquinistas, Juan Jesús García Fraile, quien sin embargo añadió que la llamada de un revisor que viaja en el tren sí puede ser motivo para responder. «El interventor puede llamar por muchos motivos: por una persona a la que le ha pasado algo, porque ha visto algo anómalo en el tren o por muchos otros motivos», apuntó García Fraile.
Historial laboral
El juez instructor ha solicitado a Renfe el historial laboral del conductor. Entre los documentos requeridos se encuentran los resultados de los controles tóxicos realizados en los últimos años por la empresa, las pruebas de condiciones psicofísicas, el número de bajas a las que se ha acogido o su experiencia en el trayecto donde se produjo el descarrilamiento. Garzón de 52 años y con más de 30 de carrera profesional, había realizado el trayecto entre Madrid y Ferrol al menos en 60 ocasiones.
Ayer permanecían ingresados 61 heridos en el descarrilamiento de los que 13 se encuentra en estado crítico, entre ellos un menor. Pese a que aún hay zonas de los vagones del Alvia que no han podido ser examinadas en profundidad debido a que quedaron reducidas a un amasijo de hierros, el delegado del Gobierno en Galicia, Samuel Juárez, señaló que no existen indicios de que puedan hallarse más víctimas de las 79 identificadas.