Israelíes y palestinos ensayan en EE UU la vuelta a las negociaciones

El secretario de Estado de EE UU, John Kerry, está lejos todavía de ganarse una medalla por haber posibilitado, en un tiempo récord, que israelíes y palestinos se sienten en Washington a intentar reavivar el diálogo roto en 2010. Pero ha logrado algo que Hillary Clinton y su equipo fueron incapaces de conseguir en sus constantes idas y venidas a Tel Aviv: convencer al primer ministro hebreo, Benyamin Netanyahu, de que esta vez le tocaba a él mostrar un gesto significativo para atraer a Mahmud Abás, el presidente de la autoridad Palestina, a la mesa de negociaciones. Una vez el Parlamento judío dio luz verde el pasado domingo a la puesta en libertad de 104 presos palestinos, delegaciones de ambas partes volaron a la capital de EE UU donde anoche mantenían una primera cena de trabajo. Lo que salga del segundo encuentro, previsto para hoy, será vital para saber si hay elementos de acuerdo suficientes para iniciar unas conversaciones en toda regla.

Va a ser un «proceso difícil», señaló un Kerry muy precavido, pero las consecuencias de no intentarlo podrían ser «mucho peores». Dada la fragilidad de las relaciones entre israelíes y palestinos, medios norteamericanos no ocultan un moderado escepticismo. Tan compleja parece la tarea de tejer acuerdos sobre cómo quedarían las fronteras entre ambos territorios o cómo finiquitar el espinoso asunto de los asentamientos judíos en Jerusalén Este como los temas de procedimiento donde han encallado otras negociaciones. El hecho mismo de liberar a presos palestinos ha despertado una fuerte controversia en Israel y no está claro si el ejecutivo de Netanyahu cumplirá al final el mandato del Parlamento. Tzipi Livni, ministra de Justicia y excandidata presidencial, y el enviado especial del primer ministro, Isaac Molho, encabezan la delegación hebrea mientras Abás ha enviado a dos estrechos colaboradores, Saeb Erekat, su jefe negociador y Mohammed Shtayyeh, uno de sus asesores más cercanos.