![](/cadiz/prensa/noticias/201307/30/fotos/7030127.jpg)
El estado de emergencia planea sobre Egipto
El Ejército prepara el ambiente para el desalojo violento de las acampadas de los seguidores del depuesto Mursi
Actualizado: GuardarEl viaje de urgencia de Catherine Ashton a Egipto congeló por unas horas la espiral de violencia. Un paréntesis en el que las autoridades retrasaron su plan de acabar «muy pronto» con las acampadas de los ciudadanos que se oponen al golpe militar que derrocó el día 3 a Mohamed Mursi. La segunda visita de la jefa de la diplomacia europea a El Cairo se produjo, como la primera, después de una matanza de seguidores de los Hermanos Musulmanes a manos de las fuerzas de seguridad, y Ashton subrayó la importancia de que ambas partes «mantengan su autocontrol y se alejen de la violencia», según un comunicado difundido por el Ministerio de Exteriores egipcio.
La representante de Bruselas se entrevistó con el presidente interino, Adli Mansur; el jefe de la diplomacia, Nabil Fahmy; el vicepresidente, Mohamed el-Baradei; y el auténtico hombre fuerte, el viceprimer ministro y titular de Defensa, Abdel Fatah El-Sisi, en el que muchos ciudadanos ven a un nuevo Gamal Abdel Nasser, el general que lideró el golpe contra la monarquía en 1952 e impuso la mano dura contra la Hermandad. Los retratos de El-Sisi comparten espacio con los de Nasser en la plaza de Tahrir, bastión de los antiMursi, y algunos comienzan a verle como el presidente que necesita el país para salir adelante.
Ashton también tenía en su agenda a representantes de colectivos como 'Tamarud' (rebelión), dinamizador de las protestas contra Mursi cuya última iniciativa tras el baño de sangre del viernes -80 muertos- es la petición del envío de observadores de la Liga Árabe que garanticen manifestaciones 'libres de armas', y de los Hermanos Musulmanes, grupo que exige el restablecimiento del Gobierno democrático y sigue con sus movilizaciones pese a la violenta represión.
Mientras la enviada de la UE mantenía sus encuentros al más alto nivel, los manifestantes proMursi desafiaron las advertencias del Ejército, que pidió «que no se acerquen a las instalaciones» castrenses, y marcharon hacia la sede de la Inteligencia Militar, próxima a la acampada que mantienen desde el día 3 en Rabaa al-Adawiya, en el este de El Cairo. Un anticipo de lo que los islamistas esperan sea hoy la marcha del «millón de manifestantes».
La Hermandad difundió un comunicado que rezaba: «Convocamos una marcha de un millón de personas bajo el lema 'los mártires del golpe de Estado'», un nuevo desafío a las Fuerzas Armadas que durante toda la jornada lanzaron desde helicópteros octavillas en las que pedían a los manifestantes: «Ayudadnos a proteger vuestra seguridad. No permitáis que nadie os conduzca a la violencia ni a la destrucción sin motivos, vuestra voz es suficiente».
Una guerra de mensajes en la que participó también el Consejo de Defensa Nacional, que exigió a los islamistas que anuncien «de inmediato» su renuncia a todo tipo de violencia y de terrorismo. Avisos que preparan el camino para justificar un desalojo por la fuerza de los centro de protesta de la Hermandad en Rabaa al-Adawiya y la Universidad de El Cairo, en Giza, lugares de los que las autoridades habrían recuperado en las últimas horas once cadáveres con evidentes signos de tortura, según informaron fuentes del Ministerio del Interior citadas por el diario 'Al Masry al Youm'. Interior anunció la detención de uno de los presuntos torturadores. La Cofradía niega estas informaciones, que enmarca en la campaña de difamación que sufre por parte de medios públicos y privados.
Desde que el Ministerio de Salud confirmó la muerte de 80 personas en los choques del viernes en El Cairo y Alejandría, la mayor parte manifestantes proMursi con heridas de bala, la vuelta del estado de emergencia planea sobre la vida de los egipcios. Pese a las críticas de las investigaciones de organismos internacionales como Human Rights Watch (HRW) o Amnistía Internacional (AI), de organizaciones de derechos humanos locales, que piden la dimisión del ministro del Interior, y la llamada a la «contención» desde EE UU, militares y autoridades interinas defienden la actuación de sus fuerzas de seguridad y argumentan que se limitan a «luchar contra el terrorismo» que estaría representado en las manifestaciones de los proMursi.