Pequeños milagros
Actualizado:A la presidencia de la SGAE ha llegado José Luis Acosta, un antiguo director de la Muestra Cinematográfica del Atlántico Alcances. Accede a ese puesto después de un periodo más que convulso en la sociedad, con dos elecciones en apenas un año. A estas alturas, asegurar que ese instrumento no funciona puede sonar a perogrullada. Lo siento, es inevitable esta reflexión. No marcha bien, como tantas otras estructuras culturales que han quedado corrompidas o anticuadas. El músico Guillermo McGill hablaba el otro día en este periódico del mal empleo de las subvenciones en el caso de algunos festivales. Fíjense, siempre hablando de los recortes, y resulta que el problema también puede venir por una mala administración de las ayudas. Para él, como para muchos otros que aman el arte en todas sus manifestaciones, la clave del deterioro del tejido cultural está en la falta de fe. Sí, en la poca creencia de que la cultura no sólo es un derecho, sino un deber. Un bien necesario, vital, expresión y motor de las civilizaciones. Es el martillo que rompe los grilletes de la esclavitud y -como aludía el percusionista uruguayo en su entrevista- y el despertador de unas conciencias aletargadas. También, por qué no, la música, la pintura o el cine son un medio lucrativo. El problema es el de siempre, que ese negocio esté mal repartido. Es la causa que origina las malas organizaciones de espectáculos o el abusivo precio para poder consumirlos. Aquí, en Cádiz, hemos comprobado en alguna ocasión estos desmanes. Pero, como en casi todo, la bruma deja paso a la luz y se producen pequeños grandes milagros que hacen creer en la unión de las fuerzas y en el trabajo bien hecho. El Festival 'JazzCádiz' es un feliz ejemplo. No exenta de dificultades ha estado su andadura, pero acaba de cumplimentar su sexta edición. Y va a más. Lo monta una organización cultural cuyos socios aportan una mínima cuota y ofrecen abundantes cantidades de dedicación y cariño. En Cádiz, para todos, acaba de nacer una nueva asociación, Musicario, que agrupa al gremio de los amantes de la música, profesionales o no. Cuentan con los mismos mimbres que la asociación antes referida. Se resume, simplemente, en la fe a la cultura.